Capítulo 30:

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Eran pasadas las doce y media de la noche y Simon y yo estábamos viendo televisión mientras terminábamos de hacer unas cosas para nuestro stan en la feria de mañana. Nuestros abuelos ya habían ido a dormirse hacia rato. Yo ya estaba forrado las botellas de diferentes colores y Simon estaba terminando de pintar las cajas.

Estando así, junto a Simon viendo televisión por la noche, me sentía como cuando lo había conocido.

Termine de forrar la última botella y la deje junto al resto.

Miré a Simon que estaba aún pintando la última caja de color verde. Tenía en ceño fruncido y pude notar que se estaba mordiendo el interior de se mejilla. Se lo veía concentrado.

- Termine.- anuncié- Pásame un pincel y te ayudo.

Simon se estiró y me alcanzó un pincel y un poco de pintura verde.

- ¿A qué hora hay que estar mañana?- me preguntó.

- Según me dijo mi abuela, hay que estar cerca de las nueve de la mañana para preparar el stan y reservar un lugar.

- Genial. ¿Y cómo lo vamos a armar al final?

- Para mi pongamos dos cajas a la misma altura y una en el centro más alta. Y en las tres ponemos botellas.

- Me parece bien.- dijo dandole la última pincelada a la caja.

Simon tomó la caja con cuidado y la dejó junto al resto.

- Terminamos.- dije derrumbándome en el sillón.

- Si, al fin.- dijo sentándose a mi lado.

- Bueno, creo que es mejor que vayamos a dormir, mañana nos tenemos que levantar temprano.- dije levantándome.

- No, espera- Simon me tomo de la muñeca obligándome a sentar de nuevo- no tengo sueño, hagamos algo.

- Simon ya es- comprobé mi reloj- casi la una.

- ¿Y? Vamos, aprovechemos que estamos acá.

- Bueno y... ¿Qué querés hacer?

- ¿Película?- propuso.

- Ya vimos varias por hoy.- digo negando con la cabeza.

Nos quedamos en silencio por un rato.

- Bueno, ahora si, mejor me voy a dormir.

- No no no-me detuvo de nuevo- ¡Tengo una idea! Ya se que podemos hacer.

Lo miré alzando las cejas en señal de pregunta.

- Verdad o reto.

Solté una carcajada y luego me puse seria.

- De ninguna manera.

- ¿Por qué no?- preguntó acomodándose en el sillón de modo que atuvo mas cerca mío.

- Porque, uno, somos dos personas y porque, dos, esas cosas siempre terminan mal.- dije firme.

- ¡Dale, por favor! ¿Me vas a decir que tenes miedo?

- ¡No!

- ¿Y entonces?- preguntó sonriendo de lado.

Suspiré derrotada.

- Bien, pero solo por un rato.

- Empiezo yo- dijo Simon-¿verdad o reto?

-Verdad.- dije rápidamente.

No iba a arriesgarme a que Simon me hiciera un reto, al menos no ahora. Me sequé el sudor de mis manos en mi pantalón. Estaba nerviosa de lo que podría llegar a preguntar.

-¿En algún momento dudaste de que no volvería?- preguntó Simon rápido, tanto que llegue a pensar que se preguntaba eso hacía mucho.

Miré mis manos nerviosa ante su repentina pregunta y mi vista se clavo en la pulsera que tenía en mi mano, la que el me había regalado. Nunca me la había quitado, aún cuando el se había ido, aún cuando estaba enojada con el. Eso me hizo llegar a la respuesta de su pregunta. Por algo no la había quitado nunca, ¿no?

- No.- susurré aún mirando la pulsera. Levanté la vista y lo miré a sus ojos azulados- No, nunca- repetí más fuerte.

Pude ver como una pequeña sonrisa se le escapaba.

- Tu turno.

-¿Verdad o reto?- pregunté.

- Reto.- dijo como si nada.

-Bien...emm...- no sabia a que podía retarlo.

Simon me miro con sus cejas alzadas.

-Ehh... te reto a...- Piensa, piensa. Una idea se me vino a la mente- Te reto a comer un huevo.

Me di una cachetada mental. De todos los putos retos, ¿eso era lo mejor que podía hacer?

Simon me miró expectante, como esperando algo peor.

- Crudo.- dije para intentar arreglar las cosas.

Simon tuvo que aguantar la risa prácticamente.

-¿Qué?

- Mags, te recuerdo que en Rusia tuve entrenamiento militar y tuve que comer cosas mucho peores que un huevo crudo. Eso era algo hasta normal y a decir verdad, lo único que comía sin vomitar.

Claro, que idiota. Había perdido la oportunidad.

Simon y yo nos dirigimos a la cocina donde el tomo un huevo y luego de romperlo, lo comió como si nada.

-¿Feliz?- preguntó luego de tragarlo.

Rodé los ojos y me dirigí al living con Simon por detrás.

- Bien, ¿que eliges?

- Verdad.- repetí.

Simon levantó una ceja pero no se quejó.

-Cuándo me viste con Sofía, ¿Te dio celos?- dijo como si nada.

Me quede con la boca abierta por su pregunta. ¿por que yo no era tan ingeniosa como el?

Quería decirle que no, que no había sentido nada de celos y así mantener mi orgullo. Pero ambos sabíamos que estaría mintiendo.

- Si.- mascullé.

-¿Cómo? ¿Sabes? No te escucho..

- ¡Que si!

- Ah, si ya la sabia igual.

Suspiré molesta.

- Odio este juego. ¿Qué eliges?

- Verdad.

Me tomé mi tiempo, debía hacerle una pregunta ingeniosa.

- ¿Siempre estuviste seguro de que volverías?- le pregunté.

No era la mejor pregunte que podría haber hecho, pero era algo que quería saber, que necesitaba saber.

-Si. Es decir, no estaba seguro de cuando ni si con mi mamá o solo, pero estaba seguro de que lo haría. Además te lo prometí.

Asentí pensando en sus palabras.

- Bueno, me toca. ¿Qué...? Ah nada, de todas formas vas a elegir verdad.

El tenía razón, yo quería elegir verdad. Pero que dijera eso, me hizo cambiar de opinión. No iba a dejar que se creyera que era una miedosa. ¿Que tan malo podía ser?

- No, elijo reto.- respondí.

- ¿Segura?

- Si.

-Bien. Te reto a....

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora