BLACK ROSE🌹©

47- SENTENCIA

DAMON

Siento como la luz se hace paso en la habitación, abro los ojos y los froto ubicando mi vista en el habitáculo. A mi lado veo a Rose, tan hermosa como siempre.

Su cabello rubio tapa parte de su mejilla y yo no puedo evitar sonreír cuando lo aparto hacía atrás. Toda la noche vuelve a mi cabeza como una película que se rebobina una y mil veces..

¿Quieres casarte conmigo?

Muerdo mi labio inferior y siento como mis mejillas arden de vergüenza, ¿En qué momento cambié tanto, y me volví tan cursi? Ah si, desde que conocí a Rose.. Luego de eso todo fue en bucle, y siendo sincero, es lo más satisfactorio de la vida.

Voy a casarme con la chica que ha vuelto mi vida patas arriba... Joder, jamás pensé que hablaría alguna vez de esto. Me abrí con Rose y le conté todo lo que siento por ella, por como hace que mi corazón se vuelva frenético cada vez que la beso, y jamás me arrepentiré de ello.

Giro mi cabeza observando como Rose duerme, y mi vista va a su pequeña mano. El anillo de compromiso que le he regalado descansa sobre su dedo anular. Por un momento me la imagino de blanco mientras la espero en el altar y mi pecho se acelera.

Sacudo mi cabeza y me levanto de la cama, metiéndome solo en unas bermudas negras. Estamos ya en julio y hace una calor del carajo. Cojo el móvil de la mesita, en este aparecen varias llamadas pérdidas de uno de mis socios, decido no llamarlo. Miro una última vez a mi chica y desaparezco escaleras abajo.

Ya en la cocina termino de preparar mi café. Ando hasta el salón y veo la cabellera de mi hermano haciendo zapping en la televisión, algo en su cara me confunde. Parece nervioso.

-Buenos días.- Digo apenas mientras doy un sorbo a mi café. Me siento en el sillón frente a Caleb.

-¡Hey, buenos días! Dime que ha sido lista y que no ha aceptado casarse contigo..- Una risa aparece en los labios de este y yo no puedo evitar unirme.

-Eso es lo que tú quisieras.- Digo tirándole un cigarro a la cara, a la vez que me enciendo yo uno.

-Oh.. Mi hermano va a casarse.. Te haces mayor..- Dice revolviendo mi pelo negro.

-Idiota.- Hago lo mismo con él.

-Vamos Damon, hay millones de anillos, este le gustará- Dice quitándole a la dependienta el anillo de la mano y enseñándomelo.

Lo miro y alzo una ceja en modo de respuesta.

-¿Tampoco? No sé quien es más raro si ella o tú.. Ah sí, creo que tú.- Dice haciendo una mueca aburrido.

La mujer quita el anillo de las garras de Caleb y lo vuelve a guardar, me acerco a la mujer y abro la boca.

-¿Y los de diamantes?- Pregunto curioso.

Es obvio que no voy a comprar un anillo aburrido y común como todo el mundo hace... Rose se merece más que eso.

La tal Meredith, como pone en su placa. abre la boca de par en par... Claro, no pensaba que un chico de 22 años tatuado hasta el cuello tuviera para ese clase de anillos, pobre mujer, no tiene ni idea de cuantos dígitos tengo en la cuenta..

No puedo evitar que una sonrisa altiva aparezca en mi rostro mientras la sigo a otra sala. Luego de enseñarme unos cuantos más de anillos donde apenas la escucho, al fin doy con lo que quería.

Ahí estaba el anillo.

-Damon.. Hay una cosa que tengo que decirte.-