15- PODER

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DAMON

Cierro la cortina al fin y vuelvo a mi asiento. Miro a John y no puedo evitar reírme al ver los dos fajos de billetes sobre la mesa, este me mira sin entender que pasa.

Me llevo de nuevo el cigarro a los labios tranquilo para después apagarlo en el cenicero.

-¿Eres idiota?- Digo finalmente, el hombre se revuelve incómodo.

-No te entiendo.- Dice tomando un trago de Whisky.

-Mi mercancía vale más que esa porquería.- Contesto inclinándome hacia delante para que podamos ver mejor nuestras caras.

-¿De cuanto hablamos?- Pregunta.

-Cuatro veces más.- Este se ríe y yo lo miro serio. No estoy para bromas.

La chica que tengo a mi lado lleva la mano a mi pierna y me muestra una sonrisa maliciosa. Aparto la vista de ella y me centro de nuevo en John, le hago un gesto para que conteste, y eso hace.

-Está bien Damon.. Eres igual que tu padre, ¿Te encanta la pasta eh?- Dice mientras saca de su maletín la cantidad de dinero que le he dicho.

El simple hecho de que mencione a mi padre me pone de los nervios, sabe el tipo de relación que tenia con él, me está buscando las cosquillas.

-¿A ti no?- Le respondo con otra pregunta, este parece estar cómodo con la situación.

-Solo espero que no se te suba a la cabeza como él, o acabarás en el mismo sitio.- Concluye con un gesto en la cara que no logro entender.

-Vas a acabar mal si no cierras tu puta boca- Mi cuerpo se tensa conforme las palabras salen de mi boca, y cuando parece que va a contestar, otro de los hombres llamado Pharel se adelanta.

-Piérdete un rato John.-Y levanta al hombre de la silla mientras se encaminan a no se donde.

Me sirvo otro trago de Whisky y sigo hablando de negocios con los socios restantes. Las drogas y las armas mueven el mundo, la gente poderosa lo es gracias a esto, no a actos de bondad como quieren reflejar, todo es una farsa. El mayor magnate no quiere que nadie se suba a su nivel, por lo que hay que quitarlo del medio, ¿Cómo? Acabando con él.

La morena se sienta sobre mi regazo, dejándome unas claras vistas de su escote. Rodea las manos en mi cuello y estrella sus labios a los míos de forma juguetona y yo la sigo. Baja las manos por mi vientre hasta acariciar mi entrepierna y la bajo de un tirón, esta me mira divertida y se acerca de nuevo pero la rechazo esta vez. 

Me levanto y Pharel se une a mi cuando llega de vuelta. Salgo del reservado y me adentro entre la multitud hasta llegar a la barra y pedir otra copa. Hago caso omiso a lo que me dice el hombre canoso, me centro en buscar con la mirada a Rose.

Al fin la encuentro en medio de la pista con dos amigas y unos cuantos chicos que las miran como si fuesen un trozo de carne. Me centro en el rubio que intenta llamar la atención de Rose haciendo que esta bufe molesta. 

Siento que las venas de mi cuello se hinchan cada vez más, no soporto ver como Rose baila en medio de esos idiotas. Me entran ganas de reventar el vaso contra el suelo, para que sepa que la estoy viendo.

-Parece que no te gusta lo que ves.- Dice Pharel sacándome de mis pensamientos homicidas.

-Suelen gustarme muy pocas cosas.- Suelto llevándome el liquido a los labios.

Este se ríe con la elección de mis palabras.

-Pues parece que ella es una de esas pocas cosas.-Dice finalmente dejándome solo en la barra, mientras se dirige a una de las chicas del reservado.

Trago este ultimo sorbo con asco cuando veo como el chico de antes posa la mano muy cerca del culo de Rose.

Dejo el vaso en la barra y me dirijo a ella sin pensarlo dos veces, esta abre los ojos con sorpresa. Doy un empujón al chico y este se tambalea hacia atrás, pero no hace nada, debe de estar muy borracho y a decir verdad, mejor para él.

Me acerco más a Rose, hasta estar completamente pegado a ella, y pongo mis labios a la altura de su cuello para que me escuche.

-Parece que te lo pasas bien sin mi.- Le digo y la molestia en mi voz es visible.

Noto como se le eriza la piel con el simple contacto de mi respiración en su oreja, pero esta vez no se queda callada, si no que decide abrir la boca.

-Parece que tu también con esas chicas.- Escupe como si fuera veneno de su dulce boca.

Me reta con la mirada y se aparta de mí, adentrándose de nuevo en el circulo que su presencia ha formado, está jodiéndome.

La agarro del brazo y hago que se gire de nuevo hacía a mi, esta vez no aparta la vista ni un segundo de mis ojos, si no que me atraviesa con la mirada.

-Corre vete con ellas, seguro te lo pasas mejor.- Suena enfadada.

No puedo evitar mirarla de arriba a abajo, el hecho que este delante mía enfadada y con ese vestido que no deja nada a la imaginación hace que pierda la cabeza.

-Contigo me lo paso mejor.- Digo sonando más arrogante de lo que hubiese querido.

-Ya, claro.- Dice con asco.

No puedo evitar que me esté gustando la situación, no quiere saber nada de mi en estos momentos, ambos lo sabemos, pero el efecto que crea en mi es el contrario que el de ella.

-Ahora mismo te follaría delante de todos y no tendría ningún remordimiento.- Suelto bastante obsceno mientras deslizo la mano sobre su muslo. 

Me mira con los ojos muy abiertos debido a mis sucias palabras y el color de sus mejillas ha subido en cuestión de segundos.

Me pego más a ella y pongo sus manos alrededor de mi cuello, haciendo que me mire fijamente.

-Eres un cerdo.- Dice al fin.

Me tomo un tiempo en observarla, me encanta como sus ojos se oscurecen a medida que su respiración se agita, tener ese poder en ella es increíble.

-Quédate conmigo esta noche.- Suelto como un susurro, esta centra la atención en mi boca y sin darse cuenta se ha relamido el labio inferior.

Me acerco a sus labios succionando el que ha dejado húmedo, un tímido gemido escapa de su boca. Adentro mi lengua en ella y me corresponde al instante. Es una tortura estar sin besarla, aunque también es una tortura que me bese, es exquisita. Parece que nuestras lenguas se conocen de siempre y siento que mi entrepierna está creciendo por momentos. Muerde con fuerza mi labio y siento que es el momento de parar o haré una locura en medio de toda esta gente.

-Quiero que estés conmigo no con él.- Y es verdad, me vuelvo loco de pensar que deseo algo que no es mío, odio las imágenes que aparecen en mi cabeza cuando lo imagino sobre ella. 

No dice nada, pero su rostro me muestra que ella también quiere lo mismo que yo.

La cojo de la mano y me dirijo hacia la puerta con ella en los talones, hace un ademán con la mano a las dos chicas y desaparecemos del local.

Cuando subimos a mi coche Rose se rodea con ambas manos a causa del frío. Pongo la calefacción y en todo el trayecto a casa Rose no deja de mirarme. Llevo una mano a su muslo y ella agarra mi mano con fuerza, se contiene demasiado conmigo y quiero que deje de hacerlo.

Un par de minutos después estaciono el coche en la puerta y salimos, busco a Rose y esta me coge de nuevo la mano.

Saco la llave del bolsillo de mi pantalón y una voz masculina que no me es nada familiar nos interrumpe.

-¿Por eso no me contestabas verdad, Rose?- El enfado en su voz es evidente, y el odio me sube por el cuello cuando lo escucho .

Me giro hacía el chico y luego miro a Rose, quien está espantada. Ya se de que trata todo esto.



Es el puto Morgan.





BLACK ROSE🌹©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora