BLACK ROSE🌹©

35-POLICÍA

La cabeza me va a explotar.

Llevaba muchísimo tiempo sin irme de fiesta de esta forma, hace tres horas que me he recogido y ahora estoy conduciendo camino a Nueva York con una resaca del quince.

Apago la música y sigo el camino en un completo silencio encantador para mí.

La verdad, estoy muy nerviosa por esta nueva aventura, pensé que nunca llegaría este día y que jamás saldría de Washington. Pero aquí estoy, yendo directa a cumplir mi sueño de ser policía, aunque me da pena vivir esto sola. No están mis tíos conmigo, Dyana después de esto se irá a Florida y las demás chicas más de lo mismo.

Damon tampoco va a estar

Lo sé conciencia, no hacía falta que vinieses tu a recordármelo.

Por lo que parecen las tres horas más largas de mi vida llego por fin al apartamento que he alquilado durante la estancia aquí.

Aparco y veo en la acera a Sergio, mi casero. Salgo del coche y me acerco al hombre sesentón y lo saludo con mi mejor sonrisa.

-¡Hola! ¿Usted debe de ser Rose verdad?- Me pregunta acomodando sus gafas sobre la nariz devolviéndome la sonrisa.

-Si, soy yo, ¿Sergio, verdad?- Pregunto lo que ya sé.

-Encantado.- Me estrecha la mano. -Pues vallamos a ver el apartamento señorita.-

Y sin más lo sigo.

Media hora después me entrega las llaves y nos despedimos. 

Cierro la puerta y me giro observando toda el apartamento, es bastante moderno y está claro que está decorado por su hija, como bien me ha dicho.

las paredes son de color gris claro, los muebles son de última moda en blanco, la verdad hace un bonito contraste con la pared, colgada en esta se encuentran varios cuadros en blanco y negro y la televisión de plasma.

Camino por el suelo de madera hasta la habitación principal y me estiro sobre la enorme cama, los tonos blancos y amarillo pálido que forman la estancia me encantan.

Desbloqueo el teléfono y aviso de que he llegado a mis amigas y a Marie.

Sin darme cuenta me he quedado durmiendo en un santiamén.

El sonido del teléfono me despierta de mis siete sueños, miro el móvil con un ojo cerrado todavía  y veo un número desconocido. Decido contestar.

-¿Si?- Pregunto mientras me pongo de pie, encaminándome hacía el salón.

Nadie contesta al otro lado de la línea, lo miro extrañada y vuelvo a hablar.

-¿Hola?-

Pero nada, han colgado. Que raro, se habrán equivocado.

Cojo las maletas que estaban en medio de la estancia y vuelvo de nuevo a la habitación. Pronto empiezo la tarea de ordenar toda la ropa en el armario, pero lo dejo en cuanto el hambre golpea mi estómago decido bajar a la calle en busca de algún supermercado.

Meto en el carrito todo lo que necesito para el mes y el sonido del teléfono vuelve a hacer eco.

-¿Diga?- Contesto, pero de nuevo silencio, decido colgar antes de volver a preguntar. Ya está bien la bromita.

Pago y subo corriendo las escaleras hasta llegar a casa. Me estoy muriendo de hambre.

En cero coma me encuentro preparando unos deliciosos macarrones a la carbonara, mientras entre parón y parón hojeo un poco Instagram. Por inercia escribo en el buscador de este el nombre de Damon Ivanov, tiemblo al ver la pequeña imagen de su perfil y retrocedo todo lo que puedo, bloqueando el móvil de nuevo.