5- CULPA

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ROSE

Era el cuarto día que pasaba encerrada en esta casa y me estaba volviendo loca. Por el día estaba todo lleno de personas que no conocía, salvo a una, Emilia. Ella era una de las limpiadoras, desde el principio habíamos hecho migas, y siempre la acompañaba allá donde fuese, prefería eso a estar sola sin hablar con nadie, y a decir verdad, la mujer cincuentona era toda una caja de sorpresas.

A partir de las 6, las estancias se quedaban solitarias, salvo por los guardas que había a las afueras de la mansión. Y es ahí cuando más pesado se hace el día, no tengo nadie con quien hablar, solo leo y releo libros y de vez en cuando un par de llamadas, nada más.

Y luego está Damon, que al parecer ha decidido evitarme a toda costa desde que nos vimos en su gimnasio, y esos cambios de humor me molestan bastante, no solo en él, lo odio en todo el mundo.

Lo único que quiero es largarme de una vez de este lugar y volver a mi aburrida vida de estudiante, pero se me está haciendo eterno.

Me subo las mangas del jersey para estar más cómoda y vuelco los cereales de chocolate en el cuenco amarillo. Una vez más me encuentro sola en la cocina atiborrándome de cualquier cosa, juraría que he ganado dos kilos en estos pocos días. Meneo la cuchara de un lado a otro sin ganas mientras veo la televisión, aunque sin poner mucho interés.

Escucho un portazo proveniente de la puerta principal y a los segundos aparece frente mi la tal Amara, alias "mujer plástica", reluciendo una sonrisa que le ocupa toda la cara.

-Hola Rose, ¿Sabes donde está Damon?- Pregunta divertida.

-¿Acaso no te lo ha dicho él?- Respondo con otra pregunta, mientras me meto una cucharada en la boca.

- No sabe que estoy aquí, es una sorpresa.- Sonríe victoriosa.

-Ah, pues estará en cualquier sitio, búscale.- Le guío con la mirada hacía la planta de arriba, deseando de terminar esta conversación.

Esta se contonea hasta estar justo detrás de mi, pero por su estado inmóvil se que todavía no ha acabado.

- Se exactamente donde está querida.- Oigo que se ríe.

¿Se puede ser más imbécil?

-Pues ya deberías haberte ido.- Escupo de malas formas. Esta chica me está poniendo de los nervios, y más bien mi paciencia es poca.

No dice nada, pero se perfectamente que tipo de mirada me habrá lanzado. Me he topado con tantas chicas así en mi vida, que me da ya hasta pena.


Por fin el ruido de los zapatos de la chica desaparece, y yo me sumerjo de nuevo en mi tazón de cereales, cuando ya he terminado limpio el plato y lo coloco en el escurridor.

Me siento de nuevo en mi sitio y empiezo a mirar el móvil, y un mensaje aparece en él.


MORGAN: Te hecho de menos .

No puedo evitar soltar una leve sonrisa al ver su mensaje, y decido contestar.

ROSE: Yo también.


No soy muy romántica que digamos, y las relaciones pastel no me gustan. No sé en que etapa estamos Morgan y yo, pero me siento bien, aunque también estoy bien sin él, y es por eso que no lo necesito de la misma forma en que se necesita una pareja oficial. Es algo extraño, mi amiga Dyana a la que le cuento una pequeña parte de mis paranoias, sugiere que no es el elegido que tal que cual, tal vez tenga razón, pero quiero intentarlo.

BLACK ROSE🌹©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora