3- DAMON

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El camino transcurre en silencio por su parte, por la mía no paraba de pedir explicaciones, pero siempre en vano.

No sé como he llegado a este punto. No sé porque está pasando todo esto, mi mente no piensa con claridad, la ansiedad se está apoderando de mí.

Estoy perdida en la nada, casi soy vendida como un trozo de carne.. Es increíble como en cuestión de segundos tu vida puede dar un giro de 180 grados, sin avisar. Siento pánico por toda la situación, y estoy haciéndome la fuerte lo juro, pero es difícil.

No se que será de mi en estos momentos, no puedo comunicarme con nadie, estoy sin móvil y medio desnuda porque unos enfermos así lo han querido.

¿Por qué?

No paro de preguntármelo, al igual que no paro de preguntarme quién ha seguido mis pasos.

El coche se para junto al porche de una inmensa casa, en la puerta de esta hay dos hombres armados y no puedo evitar sentir miedo, acompañado de un horroroso escalofrío en mi espina dorsal.

- Vamos.- Ordena el tatuado.

Sin darme cuenta el chico ya me está sacando de malas formas del coche y adentrándome a la lujosa mansión. No hay nadie, y por eso mismo le pego un codazo en el costado. Gruñe un poco antes de retener mis manos para que no vuelva a golpearlo y me deja caer sobre el negro sofá.

No puedo evitarlo y agarro la manta que me cubre con mas fuerza mientras que finalmente y sin poder remediarlo mis lágrimas caen desesperadas mojando mi rostro. El chico me observa sin expresión alguna, como si no le importase ver a una chica llorar frente a él en mi situación.

- Toma esto.- Dice alargando su mano con una bolsa, en su interior se ve ropa.

Cuando casi va a desaparecer por la entrada llamo su atención.

-Deja que me valla.- Digo armándome de valor, poniéndome de pie de nuevo.

Por primera vez, nuestras miradas se juntan. Sus ojos son hermosos, pero la frialdad que hay en ellos hace que me desvíe rápidamente, causan gran efecto en mí.

- Tranquila, yo soy el primero que no quiere tenerte aquí.- Suelta, como si yo fuese un bicho raro.

- ¡Pues déjame salir de una vez!- Grito desquiciada.

Este se acerca más, su cuerpo esta muy pegado al mío, y una corriente eléctrica invade mi ser de un extremo a otro. Sin embargo no me dice nada, sus ojos congelan los míos, aún así no le aparto la mirada esta vez, quiero que vea que no le tengo miedo, quiero concienciarme a mi misma de eso también, pero es difícil.

Observa cada rasgo de mi rostro, parándose en mis labios. Me revuelvo incómoda y por fin desaparece de mi vista.

Meneo hacía ambos lados mi cabeza, intentando sacar de mi mente la cara del demonio que me tiene retenida. Cojo la bolsa y confirmo que no hay nadie.

En tiempo record consigo quitarme las horribles vestimentas que me habían obligado a ponerme, y me meto en la cómoda sudadera gris que me ha dado, junto con unos leggins negros y unas zapatillas del mismo color. Lo peor de todo es que no se de donde habrá sacado todo esto.

Peino mi rubia melena con los dedos mientras ando de un extremo del salón a otro, curioseando hasta el más mínimo detalle. Me acerco hasta una ventana que da al mismo porche de antes, y ahí veo de nuevo al chico del que no tengo ni idea de su nombre, como se fuma un cigarro, mirando a la nada. Los hombres armados parecen no estar junto a él en este momento, lo cual me agrada un poco, pues con solo verlos mi estómago da un vuelco.

BLACK ROSE🌹©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora