Capítulo 17

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Me encuentro acostada en una camilla en un centro hospitalario recibiendo atención de los paramédicos. Han tenido que cortarme la camisa para poder extraer los fragmentos de vidrios que se incrustaron en mí cuando mi ventana recibió parte el impacto de la caída.

Recapitulo los hechos en mi mente desde mi rescate, y recuerdo con el extremo cuidado que me subieron a una camilla para sacarme de allí abajo. El cuerpo de rescate me pedía que me moviera lo menos posible ya que existía la probabilidad de que tuviera alguna fractura de gravedad. Gracias al cielo que, después de examinarme, descartaron esa posibilidad.

Una vez estuve en la superficie de la carretera, me fijé que la distancia de la caída no era tan alta como me lo imaginé al momento en que caía. Supongo que al vivir esa experiencia me hizo creer que caía por un precipicio infinito.

-¡Ay! – me quejo cuando uno de los paramédicos extrae otro trozo de vidrio de mi brazo ensangrentado. No sé cómo aún puede dolerme tanto tomando en cuenta que ya me habían proporcionaron una dosis de anestesia.

–Listo! – dice la chica que estaba llenando un formulario con mi padre y enseguida éste entra a la cabina junto a mí.

–¿Cómo te sientes? – me pregunta mi padre aún con evidentes nervios.

–Estoy bien – le digo con una sonrisa que me cuesta mucho sostener.

El doctor de cabecera, informa que me pasarán a una habitación, así que antes me despojan de mi ropa manchada de sangre para vestirme con una bata azul claro.

Me realizan unos estudios para ver si tengo alguna lesión interna y después de eso soy llevada a una habitación en la cual una enfermera me coloca un suero intravenoso. En el brazo herido me han puesto un cabestrillo para inmovilizarlo y evitar que me lastime. La verdad es que debo ser agradecida con la vida que sólo los cortes en el brazo han sido mi únicas heridas hasta el momento; solo falta esperar los estudios que me acaban de realizar.

Una vez la enfermera sale, mi padre entra y me entrega mi celular.

–Tu amiga de la fiesta llamó hace poco – dice mientras toma asiento a mi lado – le dije lo que te ha sucedido y está preocupada.

–La llamaré para que no se asuste – le digo, pero él me dice que eso puede esperar, y que mejor intente dormir. Decido hacerle caso, pero no tengo nada de sueño.

Mi padre me dice que Helen estaba muy preocupada, que le costó mucho convencerla de que estoy bien. Le pregunto cuándo iré a casa, y él me dice que mañana podré hacerlo porque el médico a cargo quizo mantenerme en observación por esta noche. También me cuenta que la persona que me chocó se dio a la fuga, pero que al final pudieron dar con la persona que resultó ser una mujer en estado de embriaguez.

Suspiro tratando de asimilar todas estas informaciones y luego de unos minutos hago mi más grande esfuerzo de conciliar el sueño.

***

Empiezo abrir los ojos cuando una claridad empieza a incomodarme. Miro a mi alrededor y por un sengundo me siento perdida. Veo a Helen sentada en un sillón tecleando su móvil, y justo cuando intento sentarme, ella viene hasta mí.

–Cómo te sientes? – me pregunta con voz suave a la vez que me pasa la mano por la cabeza.

–Mejor – digo sinceramente mientras Helen me ayuda a tomar asiento – ¿Cuándo llegaste? – le pregunto sólo por curiosidad.

–Hace una hora, te traje algo de ropa – me avisa y yo le agradezco – Frank fue a casa a darse un baño pero vuelve en seguida – me informa mientras yo asiento comprensiva.

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