Capítulo 18

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Han pasado alrededor de cinco minutos desde que Amîr salió de la habitación para tomar una llamada de parte de su madre. Reflexiono por un instante en la ilógica decisión que tuvo de no asistir a la universidad, me hace sentir un poco responsable de ello; sin embargo, la necedad de este Amîr no tiene límite.

Un suspiro apacible escapa de mis labios. No puedo engañarme a mí misma. Por muy egoísta que suene, me entusiasma que él me considere prioridad.

Miro cuando Amîr regresa a la habitación al tiempo que guarda su teléfono en el bolsillo. En silencio, vuelve a tomar asiento conmigo.

-Hay algo que quieras hacer? Ver una película por ejemplo - me plantea opciones y yo niego al respeto.

-Sólo quiero que hablemos - le hago saber y él suspira antes de volver a hablar.

-No quiero que te aburras - dice en un tono muy bajo -De qué quieres hablar?- me pregunta arqueando una de sus cejas como si intuyera mis intenciones.


Como estoy sentada en la cama, decido doblar mis piernas para que haya más espacio frente a mí. Le digo a Amîr que se acerque más, y cuando lo hace, se coloca en la misma posición que yo estoy.

-Quiero que hablemos de cosas que no nos hemos contado aún - le informo con suavidad observando cómo mi compañero frunce el ceño un poco indeciso.

-Está bien - acepta finalmente, pero siento que la idea no le agrada.

Realmente reconozco que a él le incomoda que le hagan muchas preguntas, es decir, le he hecho bastantes a las que él me ha contestado; pero en el fondo sé que hace un esfuerzo porque le cuesta contar sus cosas.

Quisiera pensar que no voy a sacarle provecho a esto y que no tocaré temas incómodos; no obstante no puedo ser hipócrita conmigo misma.

-Quiero hacerte una pregunta y es que, en caso de que logres no casarte, has pensado si, talvez unos años mas adelante, volverías a vivir nuevamente en tu país? - no sé porqué siento temor por la respuesta que pueda darme.

-No he pensado en ello, pero admito que me gusta estar aquí - señala, despertando un molestoso alivio dentro de mí. - Qué tal tú? Te quedarás en California o volverás a Ohio después? - habla mientras se inclina un poco al frente apoyando su mentón sobre las palmas de sus manos con toda su atención puesta en mí.

-Yo posiblemente me quedaré aquí. Me gusta esta ciudad aunque después pueda ser que cambie de opinión - contesto con objetividad, viendo cómo Amîr asiente en respuesta algo pensativo.

-Tienes mucha suerte - comenta con cierto pesar.

-Por qué crees que tengo suerte? - pregunto intrigada por saber en qué se está enfocando.

-Sólo estoy suponiendo - miente, y decido no insistir porque quiero aprovechar que está abierto para hablar así puedo hacerle preguntas puntuales.

-Crees que podrías decirme qué hablabas por teléfono con tu hermano aquel día? - le recuerdo y entonces él abre la boca inseguro como si las palabras no le salieran. Luego de esto se recompone y me mira con firmeza.

-No puedo decirte eso - se niega, aumentando más mi curiosidad.

Al parecer si es importante eso que no me puede decir y sé que no debo protestar o insistir con eso, tengo que conformarme.

-Quienes eran tus amigos en Ohio? - dice con el ceño suavemente fruncido, como si realmente estuviera interesado.

-Emma, mi mejor amiga desde que eramos niñas, y también está Abel; aunque ya no sé si seguimos siéndolo porque está enojado conmigo, ni siquiera me habla - le cuento descubriendo que aún me molesta recordar el berrinche de este chico.

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