47. Empatía y pedidos especiales

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-Alex

Kara abrió la puerta de la habitación pero no entró, sólo se quedó parada en el marco

-¿Qué pasa Kara? ¿Estas bien?

-¿Por qué estan peleando?

-No estamos peleando, solo estabamos hablando, supongo que un poco fuerte

-¿De verdad? Sonaban enojadas

-De verdad pequeña, no estamos peleando, lo prometo- Maggie sonrió

-Bueno, porque si haces enojar a mi hermana tienes que irte, aunque compres todo el pastel del mundo

Ambas mujeres sonrieron con el comentario, Maggie caminó hasta la puerta y le dió un beso en la mejilla a Kara antes de caminar a la cocina

-¿Estas bien Alex?

-Si, solo estoy un poco cansada, pero mañana voy a estar mejor- sonrió

Los días siguientes no fueron mejores, la enfermedad avanzaba y el tiempo parecía pasar demasiado rápido.
Dianna había empezado a pasar muchas horas en el departamento hablando con Kara e intentando prepararla para los próximos meses.

Maggie se veía casi tan cansada como Alex, pasaba la mitad del día en la calle trabajando como policía o en el instituto dando clases, y la otra mitad en su casa intentando estar a disposición de su novia y de Kara.

Los esfuerzos por convencer a Alex de aceptar el tratamiento no habían funcionado, ni siquiera Dianna había logrado hacerla cambiar de idea.
Durante los últimos tres días había estado sufriendo los efectos secundarios del nuevo medicamento que estaba tomando, se sentía débil y su cuerpo no toleraba ninguna comida, por lo que se mantenía hidratada y recibía nutrientes a través de suero, que se administraba en el departamento varias veces al día, siempre aprovechando cuando su hermana salía.

-Kara, ya está la comida- Maggie dejó un plato sobre la mesa mientras buscaba vasos y bebidas

-No tengo hambre

-Ayer no comiste en todo el día, y el día anterior tampoco cenaste, tienes que comer Kara

-No quiero y no me gusta esto

-Ok, ¿Qué quieres? Puedo pedir pizza

-No, no tengo hambre, voy a ir a ver a Alex

-No, está durmiendo, déjala y ven a comer, no puedes seguir así, vas a enfermarte

-No voy a comer eso

Kara se fue a su habitación y cerró la puerta con toda su fuerza. Maggie cerró los ojos deseando que el portazo no hubiera despertado a su novia.
Se sentó y apoyó los codos en la mesa, pasando sus manos por su cabello intentando encontrar una solución. No estaba acostumbrada a lidiar con los problemas que traía estar a cargo de una adolescente.
Buscó su teléfono y envió un mensaje, guardó la comida de nuevo en las ollas para evitar que se enfríe y se asomó a la habitación de Alex para ver que estuviera durmiendo, se alegró al ver que estaba bien y volvió a la cocina cuando escuchó los golpes en la puerta

-Hola Maggs

-Lena ayúdame por favor

-¿Alex está bien? Ese mensaje parecía urgente

-No es Alex, es Kara...hace casi dos días no come nada y no quiere lo que hice

-Tal vez si haces algo que sepas que le gusta mucho

Silencios de familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora