74. Más golpes

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-¡Levántate!

La voz de aquel hombre despertó a Kara y Waverly, ambas lo observaron con temor. Era el más agresivo con ellas, gritaba todo el tiempo y solía golpearlas con demasiada fuerza.

Le dió un puntapié a Kara en el estómago en cuanto la vió abrir los ojos, sonriendo mientras las observaba. Estaba claro que disfrutaba verlas sufrir, se sentía poderoso causándoles miedo, y Waverly sabía bien que una persona que se sentía fuerte y segura por causar miedo a los demás era muy peligrosa, Nicole se lo había dicho muchas veces.
Lo mejor con esas personas era que no pudieran sentir el miedo que provocaban, pero realmente era imposible que lo oculten, porque ambas estaban aterradas.

-Vamos a divertirnos un rato- dijo con una amplia sonrisa

-Déjala, por favor- Waverly se levantó y se paró frente a su amiga- aún tiene muchas heridas sin cerrar, necesita descansar

-¿Tu crees que estamos aquí jugando? Si quiere descansar va a tener que hablar

-Ella no sabe dónde estan sus padres ¿No lo entiendes?

-Escucha, eres una molestia desde el primer día que las trajimos, no te he matado porque al menos sirves para cuidarla, pero puedo traer a alguien más que lo haga y no me esté cuestionando

-Puedes hacerlo si quieres, igual no va a decirte nada porque no lo sabe

-Ya veremos- el hombro empujó a Waverly y se acercó a Kara- levántate

-No...no puedo- Kara lo miró con terror

El hombre tomó a Kara del brazo y comenzó a arrastrarla, el galpón en el que estaban parecía una vieja construcción, el piso estaba sucio, tenía restos de viejas ventanas rotas, algunas maderas, alambres y clavos.
Waverly observó la expresión de dolor en el rostro de Kara y corrió hacia ellos con la fuerza que le quedaba.

-¡Estás lastimandola!- gritó antes de empujarlo

El hombro soltó a Kara y se dirigió rápidamente a ella, la tomo del cuello y la empujó contra una pared.

-Creo que no estas entendiendo cómo funcionan las cosas aquí, pensé que después de tanto tiempo estaría claro, si vuelves a tocarme no sólo voy a matarte, voy a hacerlo de la forma más dolorosa que encuentre

Empujó a Waverly haciendo que caiga al piso.

-¡Que alguien le enseñe a esta niña a comportarse- gritó antes de volver a tomar el brazo de Kara

La arrastró hasta la habitación que tantas veces había visto en ese tiempo. Sólo había una pequeña silla, no tenía ventanas y era muy oscura y fría.
Por lo general habían dos hombres más esperándolos ahí y se turnaban para golpearla, pero algunas veces además de la silla y los dos hombres había una mesa en una de las esquinas.
Kara sabía que las cosas se pondrían feas cada vez que veía esa mesa, habían cuchillos, cinturones, palos y cualquier tipo de elemento que pudieran encontrar para golpearla.

Cerró los ojos con fuerza cuando cruzaron la puerta y vió a los hombres parados junto a la mesa sonriendo. Pensó en su hermana y deseó con toda su fuerza que estuviera ahí para ayudarla, aunque sabía que era imposible.
Siempre pensaba en Alex cuando estaba en esa habitación, intentaba recordarla, pensar en su voz cantando, en su olor. A veces, si se concentraba lo suficiente en ese recuerdo, podía olvidar el dolor.

El hombre la empujó hacia la silla y se acercó a sus compañeros, Kara los observaba, sus ojos ya estaban llenos de lágrimas y aunque quería pensar en Alex, tenía un gran corte en el brazo que llevaba varios días molestándole, y ahora le dolía terriblemente.

Silencios de familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora