Capítulo Cinco

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Destiny no estaba en ninguna parte, por lo que supuse que había llegado demasiado tarde y que ella ya había salido. Sin embargo, encontré a alguien que, al parecer, no tenía ganas de matar humanos esa noche.

– Hola April– me saludó Godric desde el sillón de la sala de estar.

– ¿Te quedaste? – le pregunté apretando un poco los labios.

– No tengo ganas de salir hoy, además, de todas formas, las donantes vendrán en una hora–

– ¿Quiénes son las donantes? – le pregunté mirando en dirección a la puerta de entrada, como si fuesen a aparecer de repente.

– ¿El nombre no te dice nada? – me preguntó muy serio– son humanos que vienen a nosotros para ser mordidos... Y nos entretienen–

– ¿Eso qué quiere decir? ¿Por qué lo harían? – le pregunté abriendo mucho lo ojos.

– Son fanáticos nuestros, humanos que han descubierto nuestra existencia y que al contrario de tu hermanita... Decidieron no cazarnos–

– Entonces... ¿Se ofrecen voluntariamente? – pregunté algo confundida.

– Así es... Tienen la esperanza de que decidamos convertirlos, pero eso no pasará. Todos los que estamos aquí somos pura sangre y no nos interesa crear mestizos con humanos–

– No creo que sea lo correcto...–

– Nadie pidió tu opinión April. Será mejor que te largues, a menos que quieras presenciarlo–

– ¿Por qué los demás fueron a "cazar" entonces? –

– Porque nos gusta matar. Porque nos gustan los humanos que corren por sus vidas, con sus caras aterradas y... –

– Ya entendí– lo interrumpí levantando las manos para que se detuviera– no hace falta que sigas con la descripción.

– Tal vez... Yo también lo prefiera– me sonrió mostrándome abiertamente sus colmillos.

Antes de darme cuenta, Godric me tenía aferrada del cuello y me miraba con unos ojos repentinamente teñidos de rojo. Apretaba mi garganta con tanta fuerza que no lograba respirar, y sabía que lo estaba mirando con ojos aterrados, justo como había dicho que le gustaba, pero no podía evitarlo.

– Dime April– me dijo mirándome directamente a los ojos– ¿Dónde está tu hermana? –

Sabía lo que estaba haciendo, intentaba hipnotizarme. Sin embargo, yo había tragado verbena y sus intentos no tenían ningún efecto sobre mí. Aquella era mi única arma secreta en su contra, si la desaprovechaba ya no tendría más formas de defenderme. Así, que mientras sentía que el aire que me quedaba se agotaba, hice mi mejor actuación.

– Está... Está en... – y entonces cerré los parpados y dejé que mi cuerpo se aflojara del todo.

Godric me soltó, maldiciendo. Yo aún con los ojos cerrados, fingiendo un desmayo, sentí como me desplomaba en el suelo y mi cabeza golpeándose, pero mantuve mi papel lo mejor que pude.

– Tenía que ser humana– suspiró, mientras oía sus pasos alejarse.

Pocos minutos después, oí que las puertas se abrían y los pasos de alguien entrando a la mansión. Quería ver lo que sucedía, pero necesitaba parecer desmayada al menos unos minutos más, para que Godric no se percatara.

– ¿Qué sucedió aquí? – oí la voz de Cedric retumbando en el salón.

– Godric ¿Por qué la humana está en el suelo? – oí que inquiría Destiny.

– Alguien tenía que hacerlo...– respondió él.

Sentí unos dedos tocándome el cuello por unos segundos. ¿Se darían cuenta que estaba despierta?

– No la mataste, pero tiene el cuello marcado... ¿Intentaste asfixiarla? – le preguntó Cedric extrañado.

– No, no intenté matarla... Quería interrogarla, saber dónde está esa maldita cazadora–

– ¿Y para eso necesitabas ahorcarla? - respondió Cedric que parecía comenzar a elevar el tono de voz– ¿Eres idiota? –

– Lo siento Cedric–

– No sé dónde está mi padre, pero espero que no haya oído nada, porque odiará que hayas desobedecido– respondió él – Destiny ¿Puedes encargarte de Gary? Al parecer ahora tengo que alejar a la humana de Godric–

– Lo siento es qué... Anda tranquila por la casa mientras nosotros perdemos tiempo... La cazadora podría estar en cualquier parte–

– Déjamelo a mí– respondió Cedric.

Sentí como me levantaba entre sus brazos y comenzaba a caminar. Mi cuerpo seguía estando flojo, mi cabeza apoyada contra su pecho y había algo. Algo que no imaginé que oiría. En su pecho latía un corazón ¿Estaba vivo?

Pocos minutos después, sentí que me depositaba en una cama. Esperé unos minutos y comencé a abrir los ojos lentamente. Con cara sorprendida miré en todas las direcciones y comprendí que estaba en mi habitación. No hacía falta que fingiera. Cedric no estaba allí.

 Cedric no estaba allí

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Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora