Capítulo Quince

9.8K 873 64
                                    

– April, ven conmigo– me dijo Gary apareciendo de la nada.

Me encontraba en la biblioteca, rebuscando entre varios libros, buscando uno que llamara mi atención.

– ¿Qué sucede? – le pregunté, cerrando el que tenía entre las manos.

– Necesito que me ayudes con algo, eres la única que no está pensando en sí misma hoy– suspiró él, entornando los ojos.

Decidí seguirlo sin más, estaba aburrida, ya había cenado y no tenía nada mejor que hacer. Bajamos las escaleras principales y nos encontramos con un inmenso despliegue de telas, personas y mesas de trabajo.

– ¿Qué es todo esto? – le pregunté a Gary y él suspiró con fastidio.

– Un circo, eso es–

– Es decir...– intenté que continuara hablando.

– Hoy vamos a elegir las telas y los modelos de nuestra ropa para la presentación del fin de semana– me aclaró – todos están muy concentrados en el suyo así que tú tendrás que ayudarme –

Asentí a pesar que no tenía ni idea de telas y elegancia. Destiny y Godric tenían los ojos brillantes ante todo aquello. Acariciaban diferentes telas, se las acercaban al rostro frente a un espejo y finalmente las descartaban y seguían buscando.

– ¿Por qué le pediste ayuda a ella? – le preguntó Cedric, acercándose repentinamente a la mesa.

– Porque tú estás demasiado ocupado– suspiró Gary– ven April, mira estas–

Cedric se quedó plantado junto a una pila de royos de tela, mientras nosotros nos marchábamos lejos de él. Miramos un rato. Una mujer nos mostró algunos modelos de trajes que tenía dibujados en una carpeta.

– Este es lindo– dije apuntando uno con el dedo índice– ¿Te gusta? – le pregunté a él.

Gary asintió. Ni siquiera parecía muy interesado en encontrar algo que lo hiciese ver bien.
A todo me respondía que sí. Le elegí una tela negra y brillante para el saco, una roja oscura para la camisa y unas cadenas plateadas que decoraban los botones.

Finalmente, la mujer que estaba con nosotros se lo llevó casi a rastras para tomarle las medidas.

Mis ojos se depositaron en Cedric por un instante. No parecía en absoluto interesado por todo aquello. Mantenía los brazos estirados mientras un hombre le tomaba las medidas y miraba el suelo, como si estuviese pensando totalmente en otra cosa.

Caminé lentamente hacia él y chasqué los dedos a la altura de sus ojos para sacarlo de su ensoñación.

– Ese color que elegiste es bastante feo– le solté señalando la tela que estaba junto a él, de un color caqui espantoso– ¿Tus cien años no te sirvieron para desarrollar el sentido del gusto? –

– ¿Perdón? – Cedric parpadeó como si no pudiera creer que le decía algo como eso– no sabía que eras experta en moda–

– ¿Por qué no este? – le dije tomando una tela purpura y opaca – cualquier color es mejor que el que elegiste–

El hombre que le estaba tomando las medidas me dedicó una sonrisa satisfecha.

– Ella tiene razón, ese tono es muy bonito– soltó volviendo la mirada hacia Cedric.

– Me gusta el que elegí– dijo encogiéndose de hombros Cedric, orgulloso.

– Está bien– dije mirándolo desafiante – supongo que incluso Peter se verá mejor que tú–

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora