Capítulo Cuarentaicuatro

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¡Dejo una canción que es la que bailan en la fiesta, recomiendo escucharla en el momento en que April elige con quién baila!

Al día siguiente, cuando me levanté la casa era un completo caos. Destiny no paraba de dar indicaciones a un grupo de hombres que movían un pino inmenso de un lado a otro de la sala principal.

– Dije en el medio, no a la izquierda– refunfuñó con rostro irritado– April
¡Al fin! En cuanto terminen quiero me ayudes a decorarlo–

– No sé cómo esperas que llegue a la cima de ese árbol, es altísimo– le recordé sin poder dejar de mirarlo.

– Que Godric se encargue...– se encogió de hombros ella– ¡Ahí! ¡Déjenlo ahí! – volvió a gritar.

Seguí bajando. Cornelius estaba sentado junto a Gary, hablando de algo. Me acerqué a ellos y aguardé a que terminaran de hablar.

– Que estés parada ahí como un poste no es más educado que interrumpir la conversación– me dijo Cornelius, volviéndose para mirarme.

– Lo siento...– dije con una mueca– quería hacer una prueba con Gary... Para ver cómo sigue con su ansiedad–

– Estoy bien– dije él, enseñándome el pulgar.

– Creo que es buena idea– asintió Cornelius– vayan al jardín trasero, hay demasiado humanos aquí– me señaló.

Asentí y Gary se puso de pie.

– ¿Qué quieres que haga? – me preguntó rascándose la nuca.

– Vas a morderme– cerré la puerta detrás de nosotros y comenzamos a rodear la mansión para llegar al patio.

– ¿Y Cedric? – pregunté mirando a su alrededor como si su hermano pudiese estar en cualquier parte.

– Esta vez seremos solo nosotros dos Gary– dije deteniéndome en el medio del césped– nadie va a oírnos aquí, así que todo depende de ti, veremos si puedes lograr controlarte o no–

– Podría matarte April...– dijo él, dando un paso hacia atrás– me gusta matar, pero no a ti– le sonreí, mientras intentaba controlar el miedo que sentía.

– Confío en que sabrás controlarte entonces– dije apretando los labios.

– No, no voy a morderte–

Estaba tan aterrada como él, pero yo había hecho una promesa. Había dicho que lo ayudaría si no lastimaban a mi hermana y si al día siguiente iba a marcharme, necesitaba saber que había cumplido...Y que Gary no se convertiría en un monstruo.

Del bolsillo de mi canguro tomé un cuchillo que había tomado de la cocina. Deslicé el filo por la palma de mi mano y la sangre comenzó a brotar de mi herida y gotear sobre la hierba.

– ¡No! ¡Apártate! – exclamó él, retrocediendo aún más, pero yo avancé hacia él con la mano extendida.

Sus ojos tardaron menos de un segundo en volverse rojos.

– April...– se cubrió la nariz y la boca con las manos para no sentir el olor de mi sangre.

– Bebe– le dije– muestra que tienes auto control–

No lo aguantó más. De repente estaba delante de mí, tomó mi mano y comenzó a beber el líquido denso que salía de mi herida.

Mantenía los ojos cerrados, con fuerza, y sus dientes se clavaron en mi palma.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora