Bebí literalmente un litro de agua para intentar calmar la sed. Poco a poco me fui calmando, pero sabía que no era por hidratarme.
– ¿Qué pasa contigo? – Emily apareció en la cocina y me miró con los brazos cruzados– ya se fueron los invitados y nos tomamos toda la sangre de la cascada, puedes salir...–
– No sé qué me pasa– suspiré – cuando tú te transformaste en vampiro ¿Cómo te sentiste? –
– Me dolía muchísimo la encía, porque los colmillos me estaban creciendo. El sol al principio me sacaba ampollas y moría de sueño incluso de noche– se encogió de hombros– si tienes dudas, no te estás transformando en vampiro. Pero parece que estás algo loca–
– Ya, gracias Emily– dije poniendo los ojos en blanco.
Ella se sirvió un vaso de whisky lo levantó en el aire en un brindis hacia mí y se lo bebió de un trago.
– Estuviste bien hoy– continuó ella– Gary es el único que me cae bien a parte de Cedric y debo decir que lo ayudaste–
– Sí, bueno... Hasta que vio la cascada y se emocionó un poco...– suspiré caminando hasta donde estaba ella y sirviéndome un trago también.
– Te hago una pregunta– me dijo repentinamente y yo asentí en silencio– ¿Qué hay entre Cedric y tú? –
– Nada– dije rápidamente– Es un vampiro y yo soy humana... O algo parecido–
– ¿Y eso importa? – me dijo enarcando una ceja.
– Claro que sí...–
– Mira April. Hace muchos años, sé que lo lastimé y sé que después de eso quedó aterrado. Hace más de treinta años que pasó lo nuestro y desde entonces no he vuelto a verlo con nadie– se mordió el labio, pensativa– estaba convencida de que jamás me olvidaría y que tendríamos toda la eternidad para estar juntos, más adelante, cuando tuviese ganas– aquello me pareció extremadamente cruel– pero noto como te mira y no me gusta. Si no estás interesada en él, hazte a un lado–
– ¿Piensas que mereces estar con él? – dije arrugando la frente– ¿Después de lo que le hiciste? – casi le escupí las palabras.
Ella lo había usado para convertirse, lo había ignorado por treinta años y ahora se preocupaba...
– Él y yo vamos a estar juntos April, solo quiero que lo sepas. Si te apartas no saldrás tan herida– dijo con una sonrisa falsa.
– No me interesan– dije apurando el último sorbo de mi trago y marchándome antes de romperle la cara de un puñetazo.
Gary estaba sentado en uno de los sillones, mientras el gato le arañaba el brazo sin parar.
– ¿Qué te pasa? – exclamé corriendo hacia él.
Tenía rasguños ensangrentados. Aparté al gato del sillón y miré a Gary con el ceño fruncido.
– ¿Qué pasa? – insistí.
– ¡Estoy cansado de mí! – me gritó con una furia que no vi venir– ¡Quiero sangre! ¡Quiero sangre todo el día! ¡Estoy harto de controlarme! –
– Pues tienes que hacerlo– lo corté – tienes que aprender a controlarte, a menos que quieras ser un asesino–
– ¡Estoy harto! – sus ojos estaban rojos, pero no de sed, había comenzado a llorar.
Oh por Dios... ¿Qué se suponía que tenía que hacer?
Antes lo habría dudado, pero ver las gruesas lágrimas rodando por sus mejillas me rompió el corazón. Lo abracé con fuerza. Él se quedó inmóvil, sorprendido y finalmente me devolvió el gesto.
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Luna de Sangre
VampirosApril Fontaine estuvo siempre segura de que los vampiros eran monstruos horribles. Cedric Leblanc siempre pensó que los humanos solo eran un alimento. Pero obligados a convivir... ¿Pueden cambiar sus prejuicios?