Capítulo Cuarentaicinco

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Dejo esta nota obligatoria: Este capítulo presenta escenas sexuales para mayores de 18 años. Si eres menor, sensible o no te gusta la descripción explicita puedes saltarte esta parte desde donde aparece el primer cartel de "Atención" hasta que lo ves por segunda vez. ¡Entenderás igualmente lo que sucede!

Cedric empotró mi espalda contra la puerta de su habitación luego de cerrarla con un puntapié

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Cedric empotró mi espalda contra la puerta de su habitación luego de cerrarla con un puntapié. Di un pequeño salto y rodeé su cintura con mis piernas mientras él me sostenía por la cadera con fuerza. Pegó sus labios a los míos con ferocidad, comiendo mi boca en un beso abrazador. Nuestras lenguas se enredaron y él deslizó una de sus manos hasta mi nuca para imprimirle aún más fuerza.

Sin dejar de besarme retrocedió en dirección a la cama, pero se topó con el armario. Me descolgué de su cintura y tiré de su camisa con ambas manos, hasta que saltaron todos los botones contra el suelo.

– ¿Te gusta romper mi ropa? – me susurró con una sonrisa jocosa mirándome diabólicamente.

Tomó mi cintura con un rápido movimiento y me colocó de espaldas a él, para luego empujarme con algo de brusquedad hacia la cama. Apoyé las manos en el colchón y Cedric deslizó sus dedos por la cremallera de mi vestido, para quitármelo con suavidad. Sus dedos rozando mi piel caliente me encendieron. El vestido cayó al suelo y él enredó sus dedos en mi cabello para que volviese a ponerme de pie.

– ¿Puedo hacerte lo que quiera? – me preguntó pegando sus labios a mi oído y haciendo que un escalofrío me corriera por todo el cuerpo.

– Todo– dije sintiendo su pecho desnudo pegado a mi espalda.

Su lengua repasó la curvatura de mi cuello sin soltarme el cabello, echándome la cabeza hacia atrás. Su mano libre se deslizó por mi abdomen erizándose la piel y sus dedos acariciaron mi entre pierna, sobre la tela de mis bragas. En un segundo ya estaba empapada y todo parecía palpitarme pidiéndome más de él.

– Mierda Cedric...– le dije mordiéndome el labio.

Él soltó un suspiro similar a una sonrisa y entonces me volvió hacia él para que lo mirara a los ojos. Todo su rostro expresaba deseo y sus ojos llameaban. Le sonreí lascivamente y deslicé mis manos por su abdomen firme y marcado, hasta llegar a su cinturón. Se lo desabroché de un tirón y se lo bajé, arrodillándome delante de él y sin dejar de mirarlo a los ojos. Él apartó su pantalón de una patada, se encogió hacia mí, me tomó del cuello con firmeza, pero sin llegar a lastimarme y me lanzó de espaldas contra la cama. Se abalanzó sobre mí con un animal listo para atacar a su presa. Todos los músculos de su cuerpo se tensaron, cuando sin gastarse en desengancharme el sostén, tiró de él hasta arrancármelo. Acercó su boca a uno de mis pechos y envolvió el pezón con sus labios, dándole un pellizco con los dientes, mientras sostenía el otro.

Solté un gemido y envolví mis piernas en su cadera con fuerza, haciendo que su erección presionara contra la tela de mis bragas.

– ¿Quieres que te coja April? – me preguntó moviendo la cadera de arriba a abajo, haciéndome desearlo cada vez más.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora