Capítulo Veintitrés

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Pocos minutos después, Cornelius dio por terminado el banquete, antes de que su apellido se arruinase aún más.

Lentamente, todos se dirigieron hacia el jardín trasero. Cornelius fue armando los equipos, todos estaban mezclados, ya que los vampiros medían sus habilidades individualmente y cada uno tenía la posibilidad de hacer que su casa subiera de rango.

Me acomodé en las gradas con una taza de café repleta de azúcar, porque evidentemente había perdido muchísima sangre en menos de un minuto. Realmente una parte de mí, dudaba poder ayudar a Gary a superar esas ansias. ¿Cómo podría hacerlo si yo era una tentación todo el tiempo? Era como intentar ayudar a un adicto al tabaco fumando un cigarro, imposible.

– Parece que el menor de los Leblanc tiene algunos problemas de control– oí una voz a mi izquierda.

Thomas Dumond se acomodó a mi lado en las gradas, con una sonrisa satisfecha en los labios.

– Es una lástima, si se convierte en un monstruo adicto a la sangre, los concejales tendremos que darle caza, arrancarle la cabeza y quemar su cuerpo... Sería la única forma de deshacernos de él–

– ¿Por qué me dices todo esto? – inquirí mientras le daba un trago a mi café y me calentaba las manos con la taza.

– Porque no eres una donante– dijo mientras comenzaba el primer partido de críquet– creo que nadie se dio cuenta, pero enserio... Ese Cedric, besarte el cuello y excitarte así delante de todos, que poca elegancia–

– ¿Perdona? – Inquirí frunciendo el ceño– sí me mordió– me aparté un poco el buzo y le mostré unas diminutas marcas sonrosadas que habían quedado de la mordida de Godric.

– Sí, claro– sonrió él, siguiendo la pelota con la mirada– lo que digas– se encogió de hombros –en fin, sé que no eres una donante, pero por alguna razón estás aquí con ellos y si estás guardando el secreto, supongo que es porque te importan... Así que... Es una pena en verdad que el pobre Gary Leblanc se convierte en una abominación–

– Pues no te preocupes, no se convertirá en eso– le dije con irritación, intentando concentrarme en el partido.

Destiny estaba jugando junto a otros que no conocía. A diferencia del resto, estaba en total desventaja: era más lenta y lanzaba la pelota con menos fuerza. Había entrenado duro ¿Qué le sucedía?

En el segundo partido jugó Cedric en contra de Godric. Ambos parecían muy decididos a competir a pesar de haber estado entrenando juntos. Se movían en sus lugares, preparándose para cuando llegara su turno. Sin embargo, cuando llegó, fueron pésimos. Godric estaba extremadamente agitado después de la primera carrera, incluso sudaba, cosa demasiado extraña en un vampiro. Cedric, que en los entrenamientos había sido más rápido que un rayo, corría apenas más rápido que un humano haciendo su máximo esfuerzo.

– ¿Qué les pasa? – le pregunté a Thomas, confundida.

– Pues ... Ya que no han bebido de ti ... No sé de quién habrán bebido, pero es claro que han consumido verbena– se echó hacia atrás en las gradas y miró el partido con los ojos brillantes– parece que este año será fácil salir primero. Pensar que los Leblanc me preocupaban, es evidente que ya no son lo que eran cuando Cornelius jugaba críquet–

No podría creérmelo. Había tenido dudas sobre si la verbena que les había estado dando surtiría efecto en solo una semana y era claro que la respuesta era sí, rotundamente sí. Por mi culpa sus habilidades como vampiros habían disminuido notablemente y todos se estaban dando cuenta de ello.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora