Mariposas van, Mariposas vienen.

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Zoey.

Caminé por los pasillos rumbo a mi siguiente clase, busqué a Connor con la mirada pero no lo encontré; me dió igual y segui con mi camino.

Últimamente se me hace más doloroso pensar en él, está claro que le gusta la morenita esa que baila ballet. ¿Qué si me dolió?, me destrozó; y luego de escucharlo hablar por horas sobre ella ayer creí que mi corazón se caía en pedazos literalmente.

Se que sólo soy otra tonta que se enamoró de su mejor amigo como un cliché estúpido y aburrido pero vamos, el siempre ha sido bueno conmigo, me ha cuidado y ha estado para mi en todo momento, es lógico que sienta al menos una mariposa en el estómago cuando estamos juntos.

Unas palabras se repitieron en mi mente. No ha estado para siempre. Fruncí el ceño; de acuerdo, el segundo día de clases que tuve mi estúpida crisis emocional no estuvo conmigo pero eso fue porque yo lo alejé de mí con esa intención. Alguien más estuvo contigo. ¡Joder!, ¿Otra vez subconsciente?.

Bien, estos últimos días no he podido evitar pensar en el idiota pelirrojo con esmeraldas en los ojos. Extrañamente se portó demasiado bien conmigo ese día, fue testarudo pero me cuidó y no me dejó sola hasta que me vió más calmada.

No es justo corazón, ¿Él?. ¿Cómo podría un riquillo así fijarse en mí?, lo único que se me ocurren son cosas de película como que quiere sexo por una apuesta o algo así.

Sacudí la cabeza y sentí un fuerte golpe en el cuerpo, caí al piso sobre mi culo. Miré arriba molesta.

- Nos volvemos a ver. - Eres cruel universo, tomó mi mano y me ayudó a levantar.

- Hola. - Fué lo único que dije antes de intentar pasar por su lado he ignorarlo, eso Zoey sigue negandolo haber si así te lo crees.

- Espera, rubia. - Me volteé y lo enfrente de brazos cruzados.

- Creo que ya te dije que no me gusta ese apodo. - Sonrió. Mierda, ¡mira a otro lado ya!

- Pero te molesta menos que teñida. - Rodé los ojos.

- ¿Qué quieres? - Fuí directa.

- Bueno...

Caminó en mi dirección lentamente, yo bajé los brazos de mi pecho y lo observé. Debo admitir que tiene unos ojos encantadores, son un delito para la sociedad.

Puso una mano en mi hombro y se quedó mirándome con una intensidad abrumadora; desconcertada hice sonar mi garganta para romper el momento aunque no lo quisiera. Pero ésto... No sé si esté bien.

- Sólo quería saber como estás... - Se alejó de mi cuerpo y sentí un escalofrío.

- ¿Te refieres a lo del otro día? - Asintió - Estoy bien, sólo me viste cuando estaba algo sensible.

- ¿Y ya no es así? - Lo miré sorprendida, ¿De verdad se da cuenta que no estoy Bien?

- No. - Mentí - Estoy más tranquila ahora.

Frunció el ceño como si no creyera una palabra de lo que digo.

- ¿Tienes teléfono? - Preguntó y no sé porque me molestó eso.

- Claro que si, no tendré tanto dinero como tú pero si me puedo permitir un celular. - Mi respuesta borde lo hizo agachar la cabeza, ¿Me abré pasado?

Saqué mi nuevo teléfono, mi abuela me lo regaló cuando me vine para acá, no se de donde abrá sacado el dinero pero me hizo muy feliz. Derek lo tomó y comenzó a andarlo un poco, luego escuché una canción suave de electro pop y sacó su teléfono del bolsillo.

Blood Dreams ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora