Adeline.
Caminé por el pasillo rumbo a la oficina del director. Hoy por la mañana me pidió a través de los altavoces, presentarme ante el después del almuerzo.
Toqué la puerta tres veces y al escuchar la palabra "Pase", la abrí lentamente. Mis ojos analizaron toda la habitación y me sorprendo, el señor Mauricio había cambiado hasta la pintura de la oficina, parecía una completamente diferente.
Miré el enorme estante de libros he incluso los libros eran diferentes, el jodido libro de ornitorrincos no estaba donde lo habíamos visto, ¿Qué diablos pasó aquí?
- Señorita Adeline, mis ojos están aquí. - Sacudí la cabeza y con una sonrisa tímida lo miré.
- Me cautivaron la cantidad de libros. - Fué lo único que pude inventar y el asintió con una sonrisa más grande que la normal.
- Soy consciente de su pasión por ellos. - Su comentario me hizo fruncir el ceño pero decidí cambiar de tema, esos libros no eran lo mejor para hablar en éste momento.
- ¿Para qué me ha llamado? - Me senté frente a él, puso los codos sobre la mesa y tomó un bolígrafo, comenzó a morderlo suavemente mirando a su alrededor, hasta que por fin su vista quedó fija en mis ojos.
- El viernes vendrá la agencia, se tendrá que ir con ellos el fin de semana a Italia para la entrevista.
Mis ojos se abrieron de la sorpresa y la felicidad me hizo sonreír.
- ¡Oh Dios!, ¿Tengo que preparar alguna coreografía? - Negó suavemente.
- Seguro que eso se lo van a indicar cuando esté allá. - Asentí frenética.
- ¡No tiene idea de lo feliz que estoy!, ¡Es una oportunidad que...!, ¡Dios! - Quería gritar.
- No se emocione demasiado señorita, recuerde que serán muy, pero muy estrictos. ¿Cree estar lista para ese tipo de prueba? - Mordió su bolígrafo y mi rostro enseguida se puso serio.
- Pero claro que sí, jamás he estado tan preparada para algo así. Ninguna adversidad podrá derribarme director, eso se lo aseguro.
El bolígrafo se partió.
- Oh, Ya no hacen éstas cosas más resistentes. - Lo tiró a la basura, luego se levantó y extendió su mano - Nos veremos el viernes aquí a última hora de clases, la estarán esperando y venga con su equipaje.
Estreché su mano.
- Prometo que no se va a decepcionar de mi señor. - La sonrisa en su rostro fue extraña pero pareció sincera.
- No esperaría menos de usted.
Al soltarnos me percaté de que el hombre tenía las manos sudorosas. No quise parecer grosera así que esperé a salir de la oficina para secarlas con una toalla húmeda; pude ver a Connor al final del pasillo y corrí en su dirección casi que riendo como loca.
Salté sobre su espalda.
- ¡Adivina quien irá a Italia el fin de semana! - Besé su mejilla y el se volteó con una sonrisa.
- ¿Tan pronto?, Dios, pensé que te quedarías un poco más. - Sonreí y negué.
- Serán sólo dos días sin mí, no te vas a morir. - Me sujetó de la cintura y acercó mi cuerpo al suyo.
- Puede que no... - Se acercó y comenzó a besar mi cuello -... O puede que si... - Me hizo un chupón y reí.
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Blood Dreams ©
Teen FictionEse día hizo un frío escalofriante, me desperté más temprano de lo normal y quité la alarma que sonaría en unos minutos. Preparé mi desayuno como siempre lo he hecho, mi madre ya no se encontraba en casa, seguramente ya se había ido a trabajar. Cuan...