Ideando un extraño plan

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Adeline.

¿Qué debería decir?, no tengo idea. Tal vez fuí dura con Sofía pero soy consciente de que tampoco fueron para tanto las burlas. Ella aún así se mostraba fuerte, algunas veces se defendía ya que tenía un carácter de mierda pero al menos no dejaba que la intimidaran.

¿Suicidio?, eso es más falso que el supuesto luto de la universidad.

Sofía no era de esa clase de personas, nunca mostró rastro de querer hacerlo, más bien tenía muchos planes para el futuro. Ser periodista, escribir libros. Definitivamente no fué un suicidio.

- ¿Quieres otra tostada?

Mamá interrumpió mis pensamientos, Asentí lentamente.

- Adeline, ya a pasado una semana entera desde la muerte de Sofía. Me he fijado que no estás haciendo tus tareas... - Golpeé la mesa con fuerza.

- ¡Sofía está muerta mamá! - Las lágrimas comenzaron a correr.

- ¿¡Y te crees que no lo sé!? - Ahora quien lloraba era ella - ¡Pero ella nunca hubiera querido que dejaras tus estudios a un lado!, ¿Ya se te olvidaron sus planes para el futuro?. Pues no arruines tú el tuyo.

Respiré profundo, mamá tenía razón. ¿Qué me estaba pasando?

- Ya debo irme. - Me levanté de la mesa y limpié mi boca con una servilleta - Nos vemos a la salida.

Caminé por la sala de estar, mi mirada quedó fija en el pasillo que daba a la habitación de Sofía. Una lágrima resbaló por mi mejilla y la sequé con el dorso de mi mano a la vez que una idea llegó a mi mente.

Hice que Milo se apresure más que nunca, llegué a la universidad corriendo. Connor me estaba esperando donde siempre, sonreí, me encanta este chico.

- Hola preciosa... - Sujetó mi cintura y besó mis labios.

- Hola... - Acaricié su rostro - Necesito un enorme favor Connor.

Frunció el ceño.

- ¿Pasó algo?

- No. Bueno, sí. - Me miró confundido - Quiero descubrir quien asesinó a Sofía. - Dije con la voz bajita.

- Adele... - Comenzó a regañarme pero lo callé con mi dedo en su boca.

- No podré dormir jamás hasta encontrarlo. - Soltó un sonoro suspiro y me miró fijamente.

- Sabes que no te dejaré sola en ésto. - Sonreí y salté a sus brazos, me apretó y besé una y otra vez su mejilla.

- Gracias, Gracias, Gracias... - Rió.

- Pero, ¿Por dónde empezaremos? - Puse una mano en mi barbilla pensativa.

Miré a mi alrededor, el techo, las puertas y entonces me di cuenta. Había una jodida cámara de seguridad en una esquina del vestíbulo.

- ¡Mira eso! - Connor se dió cuenta y abrió los ojos sorprendido.

- Es posible que la policía tenga la copia de esas cintas y ellos no encontraron nada. - Fruncí el ceño.

- Esos malditos no revisaron nada, seguramente ni siquiera se dieron cuenta de la cámara.

- ¿Sabes donde está el cuarto a donde llegan las grabaciones? - Asentí.

- En la oficina del director, el primer día de clase pude ver los monitores detrás de su silla.

- Pero el viejo nunca sale de ahí - Sonreí maliciosa.

- Lo hará. - Connor me miró con curiosidad - Me encargaré de eso, pero tu tienes que ser rápido. Si puedes traer el cd de la grabación de ese día sería perfecto, el no se dará cuenta.

Blood Dreams ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora