Connor.Recorrí la cocina mientras la carne terminaba de hervir. Hoy es jueves y decidí prepararle una cena deliciosa a Adeline ya que mañana se irá de viaje a Italia todo el fin de semana. Así es, dos días sin mí droga preferida.
- De verdad que te estás esforzando. - Se acercó y olfateó el humo de la carne - Se ve realmente delicioso.
- No tanto como tú, pero te aseguro que estará bueno. - Ella rió y meneando las caderas volvió a la mesa del comedor.
Cuando por fin todo estuvo listo, serví en platos de cerámica hermosos. Mi madre me había sugerido cuáles comprar así que tenían toda la pinta de un lindo hogar, casi como el hogar que me pasa por la mente al pensar en una vida con Adeline.
Dió una pequeña mordida a la carne y sonrió.
- Dios, te quedó delicioso. - Alcé una ceja.
- Pues claro, la he hecho yo. - Rodó los ojos divertida.
Terminamos de cenar y juntos nos encargamos de lavar los trastes. Me quedé varios segundos viendola secar los platos y ponerlos en su lugar; de nuevo volví a imaginarnos viviendo juntos y haciendo todas éstas cosas. Nos llevamos muy bien cuando convivimos por lo que no sería algo muy descabellado de pensar.
- Hey... - Puso ambas manos en mis mejillas - ¿Qué pasa por esa cabecita? - Tomé sus manos y las besé.
- Pensaba en como sería si vivieramos juntos. - Abrió los ojos sorprendida y luego sonrió.
- ¿Te gustaría eso? - Asentí - Pero debes recordar que sólo tenemos dieciocho años Connor, las cosas no serían tan fáciles.
- ¿Me crees si te digo que me siento listo para eso? - Negó con una sonrisa y acarició mi mejilla.
- ¿Me crees si te digo que yo igual? - Su comentario aceleró mi corazón.
- ¿Quieres venir a vivir conmigo? - Hice la pregunta directamente y ella suspiró profundamente.
- Claro que quiero, tonto.
Me besó sin rodeos y le correspondí. Sentí su cuerpo y la cargué dejándola sobre el mesón de la cocina, sus piernas abiertas me permitieron quedar aún más cerca de ella. Siempre suele dormir con una bata de ceda por lo que fue sencillo levantarla hasta el nivel de su cintura, su piel se erizó cuando lo hice.
Acarició mis hombros suavemente, sus manos pequeñas y frías recorrieron mi cuerpo a su gusto. Y es que puede hacer conmigo lo que quiera, soy completamente suyo.
En un abrir y cerrar de ojos logró bajar mis pantalones de pijama y comenzó a acariciarme. Luego sin escrúpulos tomó su propia ropa interior y la hizo a un lado, mordisqueo mi cuello con lujuria y un gruñido ronco escapó de mi garganta. Me está volviendo loco.
La miré directo a los ojos, el deseo reflejado en ambos. Tomé mi miembro y lo puse en posición.
- Te amo Adeline... - Estaba a punto de hablar pero me introduje de un tirón.
Comencé a moverme y ella gemía sin parar sobre mis labios.
- También te amo Connor... - Dijo y volvió a besarme profundamente mientras aún me movía sin piedad dentro de ella.
◇
Derek.
Caminé al rededor de la pequeña habitación, Bueno, pequeña en comparación a mi apartamento gigante.
- ¿Podrías calmarte?, me pones de los nervios. - Mi novia ya se estaba incluso comiendo las uñas.
- ¿Cómo puedes calmarte?, Joder, Athan se está tardando demasiado.
- Dijo que tenía cosas que buscar, no seas impaciente. - Rodé los ojos pero al final terminé asintiendo.
La puerta se abrió de un tirón porque la habíamos dejado sin seguro, Athan entró al cuarto de Zoey como perro por su casa con un montón de hojas en sus manos.
- ¿Están listos? - Preguntó curioso y mi novia y yo asentimos, acto seguido nos extendió los papeles.
Al analizarlos mejor me percaté de que eran fotos. Y no cualquier foto, era una mujer extraña, estaba casi en todas las fotos de espaldas y la única que había de perfil al parecer no se podía apreciar su rostro por una máscara.
- ¿Quién es ella? - Preguntó Zoey y Athan se encogió de hombros.
- Mi espía tomó las fotos semanas después de que el dinero cayera en la cuenta del director y nunca he podido descifrarlo. - Extendió la última foto que permanecía en sus manos - Ésta es la que mejor se aprecia pero aún no he podido descifrarla. - Me la dió - No parece una amante, ni tampoco una amiga cercana, ¿Qué amiga se ocultaría de esa forma?
Analicé la imagen y palidecí.
- Mierda... - Susurré y Athan frunció el ceño -... Ya he visto a ésta mujer antes.
- ¿Cómo es posible? - Preguntó mi novia.
- La noche que practicaste hasta tarde en el estudio que fuimos a la cafetería a eso de las dos de la madrugada, creí ver la silueta de una mujer y recuerdo su abrigo. Y el abrigo es ese.
- ¿Por qué no habías dicho nada? - Preguntó Athan.
- Pues porque no pensé que fuera algo relevante. - Zoey giró los ojos.
- Bien, la única forma de saber que está pasando es averiguando quien es esa extraña mujer. - Respondió ella con las manos en la barbilla.
- Mis espías seguirán buscando, pero la verdad no sé si quiera encontrar la verdad de todo ésto. - Fruncí el ceño.
- Hey, fue a tu chica a quien asesinaron. - Asintió un poco molesto - No tengas miedo, te apoyaré en ésto.
- Y yo también. - La rubia se levantó de su asiento.
- Pues está hecho - Habló mi amigo - Seguiré investigando como pueda, pero debemos ser discretos. No quiero que el director se entere de lo que hacemos.
- ¿Lo crees tan listo como para hacerlo? - Pregunté un poco burlón.
- Ha estado escondiendo muchas cosas amigo, claro que lo creo lo suficientemente listo para hacerlo. - Asentí un poco sorprendido por su comentario.
Luego de eso Athan se fué, nos dejó las fotos para que pudiéramos verlas un poco más. Zoey parecía muy confundida.
- Oye... - La llamé y ella se acercó, se sentó en mis piernas y besé su mejilla -... Sabes que no tienes que ayudarnos en ésto si no quieres.
Frunció el ceño y negó.
- No digas eso, claro que quiero ayudarlos. La situación es un poco extraña y tenemos pocas pistas, pero entiendo la desesperación de Athan. Quiere saber quién fue capaz de hacerle eso a la chica que amó.
- Sabes que yo haría lo mismo por tí, ¿Cierto? - Sonrió pícara.
- ¿Eso quiere decir que me amas? - Reí con la cabeza escondida en su cuello.
- Pensé que no te quedaba ninguna duda Zoey. - Abrió los ojos sorprendida cuando la miré directo a los ojos -... Por supuesto que te amo.
Soltó un pequeño gritito y me percaté de cómo sus mejillas se teñían de rojo.
- Yo también te amo Derek.
Me besó frenéticamente y nos acostamos en el mueble. Yo detrás abrazandola, olfateé su cabello suavemente y me relajé por completo.
ESTÁS LEYENDO
Blood Dreams ©
Teen FictionEse día hizo un frío escalofriante, me desperté más temprano de lo normal y quité la alarma que sonaría en unos minutos. Preparé mi desayuno como siempre lo he hecho, mi madre ya no se encontraba en casa, seguramente ya se había ido a trabajar. Cuan...