Narrador voz de Sofía.
Es el final de la primera semana de clases, la presión en los estudiantes se hace notar. Los profesores presionan, comienzan a salir los callos en los pies y dolores en los músculos pero ¿que decir de éste mundo?, es magnífico. Las personas que llegan a amar el arte tal y como lo hacen los estudiantes es impresionante, además de eso te sorprendería lo que son capaces de hacer algunas personas para conseguir lo que quieren.
Adeline.
- ¡Sofía! - Ahí está de nuevo con su tonto diario de niñita.
Fingió estar sorprendida.
- Vaya, a que santo debo agradecerle el que me deleites con tu presencia. - Rodé los ojos.
- Mamá me pidió que te dijera que vayas al supermercado, ya sabes, faltan algunas cosas en el apartamento... - Me detuvo balbuceando.
- No te basta con ignorarme y ahora ¿quieres que haga tus mandados?. - Fruncí el ceño.
- Te mandaron a ti, irás o le diré a mamá que desobedeciste.
- La tía nisiquiera está aquí, ¿Cómo se supone que se enteró que no había nada en el refrigerador?
- Sólo muévete Sofía. - Resopló tomó sus cosas y se fué con cara de fastidio.
Esa chica es fácil de convencer. Ya saben, es mi prima y obviamente la quiero, pero no puedo desaprovechar la oportunidad de que me haga favores o burlarme un poco de ella. Además su ropa y forma de ser me ayuda un poquito.
Sonreí triunfante.
Caminé rumbo a mi cafetería favorita, la misma a la que ayer fui con Lara pero al parecer tiene mejores cosas que hacer que pasar el tiempo con su mejor amiga.
Llegué y el dueño me saludó animadamente, me senté en mi mesa habitual y ordené un jugo de fresa; comencé a pensar un poco en ésta semana, las cosas han estado más calmadas que de costumbre. Verán, hay rumores de que en ésta universidad siempre hay algún drama interesante cada semana he incluso cada día, y mira que ya van cinco y nada.
Unas chicas estaban bailando sobre el pequeño escenario de la cafetería, un poco patéticas pero vamos que seguro les llevo algunos años de experiencia así que me quedé mirando y evaluando un poco sus movimientos.
La campanilla de la puerta se escuchó pero no le presté atención; el dueño comenzó a hablar animadamente y me volteé para ver quien era.
- ¿De nuevo por aquí muchacho? - El sonrió como si fueran amigos de toda la vida.
- Tus jugos son maravillosos. - Casi me atraganto, ¿Le está lamiendo las suelas?, digo, sus jugos son buenos pero estaba exagerando.
- Gracias Connor, mira, como llegaste a la hora del bailarin por el día de hoy te daré tu jugo favorito. - Mi rostro seguro era más de poker que la Monalisa
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Blood Dreams ©
Teen FictionEse día hizo un frío escalofriante, me desperté más temprano de lo normal y quité la alarma que sonaría en unos minutos. Preparé mi desayuno como siempre lo he hecho, mi madre ya no se encontraba en casa, seguramente ya se había ido a trabajar. Cuan...