Quitando una máscara

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Adeline.

Mis ojos se abrieron lentamente, lo primero que noté fué a Zoey. No escucharon mal, esa chica estaba sentada a mi lado como si fuera mi mejor amiga. Parecia dormida así que con el ceño fruncido estiré mi brazo y la agité un poco.

Bostezando me ofreció una sonrisa y me sentí aún más confundida.

- ¿Qué haces tu aquí? - Le pregunté y ella rodó los ojos.

- Ayudé con tu rescate.

Su comentario me hizo enderezar la espalda, ¿Esa chica ayudó a salvarme?. No tendría sentido, ella y yo nunca tuvimos ningún tipo de relación, podría jurar que le caía mal y que el sentimiento era mutuo.

- No te creo. - Bufó y se levantó de la silla con una sonrisa.

- De igual forma lo hice por Connor. - Eso tendría más sentido - Pero a la vez sentí pena... - Me miró con una sonrisa triste -... Yo pude haber estado en tu lugar.

Sonreí inconscientemente.

- No habrías durado dos días. - Rodó los ojos y apoyó las manos en la cama.

- Habría durado las tres semanas. - Fruncí el ceño y ella se incorporó.

- ¿Cómo sabes de los planes del director? - Hizo una mueca.

- Es una larga historia.

De la nada, la puerta se abrió y de inmediato mi vista se fijó en el chico que estaba entrando. El alivio que sentí al verlo no podría compararlo jamás; ahora que estaba aquí me sentía de nuevo segura.

Se acercó rápidamente y comenzó a besar con desesperación mis labios. Dejé escapar sollozos y lágrimas, ahora que el estaba a mi lado no me importaba que nadie me viera destruida, lo había extrañado tanto que mi corazón necesitaba descargar todas sus emociones.

- Lamento mucho no haberte sacado antes... - Besó mi frente una y otra vez -... No sabes la falta que me hiciste, lo siento preciosa, lo siento de verdad.

Negué y estiré las manos para poder tocar su rostro, tan suave comparado con el frío suelo de ese estudio.

- Me salvaste, eso es todo lo que importa.

Me abrazó con fuerza y aspiré su aroma lentamente. Mi cuerpo se relajó de inmediato al darme cuenta de que ya no había peligro, ni dolor, ni maltratos. Sólo cariños y mimos del chico que amo.

- ¿También puedes darnos créditos sabes?

La voz de mi mejor amiga me hizo soltar otro fuerte sollozo. Corrió en mi dirección y saltó a mis brazos, sentí un poco de dolor pero la verdad no se comparaba en nada con lo que pasé, así que soporté un momento tener a Lara en mis brazos.

Sólo entonces pude percatarme del extraño grupo que había en la habitación.

Connor, Zoey, Derek, Athan, Lara y Noah.

Todos estaban parados uno al lado del otro con una enorme sonrisa. Pero si mal no recuerdo, yo no traté a la mayoría de los que están presentes, ¿Cómo diablos terminaron juntos?

- ¿Podrían explicarme que pasó aquí? - Pregunté y todos se miraron entre sí con una sonrisa.

- Cada uno tenía su investigación. - Comenzó Connor - Nadie estaba enterado del otro grupo, al parecer el suyo empezó porque Athan había sospechado que hiciste trampa en la competencia.

Mi ceño se frunció al recordar el verdadero propósito de ese evento.

- El muy idiota me hizo dudar de ti. - Hablo Derek y yo sonreí - Zoey se nos unió después de eso, pero descubrimos cosas que no tenían nada que ver contigo... - Me miró con cautela -... El pasado de la familia del director era más oscuro que su propia alma.

Suspiré recordando todas esas sonrisas de superioridad que el hombre me había mostrado.

- Y nos unimos. - Habló Zoey - Connor sabía dónde estarías encerrada así que estuvimos planeando como sacarte de ahí por muchos días.

- Secuestramos a su padre. - Habló Noah y yo lo miré sorprendida.

- ¿Por qué hicieron eso? - Pregunté y Connor acarició mi pierna.

- Al principio pensamos que serviría para extorsionarlo... - Frunció el ceño -... Pero el director lo había encerrado en un asilo y mejor hubiera sido para él si su padre desaparecía.

- El nos contó su historia. - Habló Athan - Bueno, la de toda su enferma familia.

Connor asintió.

- Es mucho para procesar... - Susurré algo abrumada.

- ¿Pueden dejarnos solos un rato? - Les preguntó mi novio a todos los presentes.

Uno por uno fue saliendo de la habitación, me ofrecieron sonrisas y muchos buenos deseos. ¿Quién podría imaginar que haría amigos sin saberlo?

- Todo ésto es demasiado Connor... - Susurré acariciando su rostro.

- Quiero preguntarte algo. - Su rostro serio me asustó un poco.

- Dime.

- Mauricio... - Hizo una pausa -... ¿Te tocó?

Sus manos acariciando mis piernas.

Su lengua lamiendo mi cuello.

Su asquerosa erección.

- No lo hizo. - Me apresuré en contestar.

Suspiró aliviado y de nuevo me mostró su preciosa sonrisa.

- Creí que había llegado tarde. - Mis ojos quisieron cristalizarse pero como pude me contuve.

- Lo hiciste, llegaste justo a tiempo.

Me abrazó y le devolví el abrazo, luego se separó y besó mis labios con sumo cuidado. Como si mi cuerpo se tratara de una taza de porcelana.

La puerta se abrió y fijé mi vista en la persona que estaba entrando. Dos oficiales de policía venían detrás de ella, estaba sonriendo, la rabia creció en mi interior y como pude me levanté caminando en su dirección. Abrió los brazos como si fuera a abrazarme pero le dí una bofetada que le hizo voltear la cara.

- ¡¡ERES UNA MALDITA!! - Grité con todas mis fuerzas.

Mamá acarició su mejilla con cuidado, la expresión de confusión y sorpresa en su rostro me hizo enojar aún más. Connor se acercó rápidamente y me sujetó las manos cuando pretendía darle otro golpe más fuerte.

-¿¡Que demonios haces Adeline!?

Los oficiales estaban atentos a la situación.

- ¡Arrestenla! - Les dije a los guardias y mi madre me miró molesta.

- ¿¡De qué hablas!?, ¡Acaban de encerrar a tu agresor!

Connor sujetó con más fuerza mis brazos al notar que quería escapar y golpear a mi madre con toda la fuerza que mi frágil cuerpo tuviera en ese momento.

- ¡¡ELLA MATÓ A SOFÍA!!

Mi declaración logró que Connor me soltara de una vez.

Los oficiales miraron a mi madre con determinación y la sujetaron con fuerza. A raíz de eso todo ocurrió en cámara lenta; ella trataba de escapar, gritaba y lloraba sin parar. La furia en su mirada, la había descubierto, ella lo había hecho.

- ¡No!, ¡No deben creerle! - Gritaba mientras los oficiales tiraban de sus brazos esposados a la fuerza - ¡Está loca!, ¡Ella no tiene pruebas de nada!

Cuando se la llevaron salté a los brazos de Connor y el me abrazó con fuerza.

En ese momento sentí que nada de lo que conocí hace cuatro meses era real. Toda la realidad se desvaneció y frente a mis ojos pasaron todas las experiencias, desde conocer a Connor, ver el cuerpo muerto de mi prima, ser encerrada por un maniático y la traición de mi propia madre.

Blood Dreams ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora