Búsqueda y Captura

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Zoey.

Terminé de ponerme el cinturón con el cuchillo en su funda, los chicos me miraron y yo rodé los ojos. Al parecer ninguno está de acuerdo con que yo vaya pero me da igual, haré lo que quiera.

Cuando estuvimos listos nos subimos al auto de Connor.

- Quiero que quede claro algo. - Habló mi novio - Tenemos que ser discretos, y tener mucho cuidado con eso. - Señaló la caja de pañuelos con cloroformo que estaba sellada sobre mis piernas.

- No pienso tocarlos. - Dijo Athan con expresión de terror.

- Pues cada uno tendrá un pañuelo, el primero que encuentre al viejo deberá someterlo y luego avisar a los demás.

El resto del camino lo pasamos conversando sobre las formas de entrar disponibles en el asilo. Al parecer la puerta de atrás siempre está cerrada sin seguro para el uso de los empleados, tendremos que asegurarnos de que no haya nadie para poder entrar.

Connor se estacionó a varias calles del lugar. Era bastante grande, a simple vista se podía apreciar que era extenso; con paredes blancas y puertas igual.

Nos escondemos detrás de unos arbustos que habían cerca de la entrada, varios tipos caminaban de un lado a otro. Parecían vigilantes, ¿Eso hace falta en un asilo?

Corrimos hasta la parte trasera lo más cuidadosos que pudimos. Varios empleados salían por la puerta tal y como Noah había dicho, así que por el momento nos tocaría esperar hasta que por lo menos en un minuto entero nadie salga o entre.

- Ya han pasado dos minutos y medio. - Habló Connor - Vamos de una puta vez.

Sus palabras fueron como un interruptor, inmediatamente luego de eso todos comenzamos a acercarnos a la puerta. Derek tomó el pomo y lo giró, ésta se abrió y gracias a dios no hizo ni una pizca de ruido.

- Me llaman judini. - Dijo mi novio y casi me atraganto de la risa que tuve que contener.

- Muy bien, entremos. - Connor pasó delante de nosotros y comenzamos a seguirlo poco a poco.

Cerramos la puerta y nos ocultamos agachados detrás de un mesón marrón. Por lo visto estamos en una cocina muy lujosa; poco a poco seguimos el camino ya que no parecía haber nadie.

Se escuchó un ruido fuerte y nos sobresaltamos.

- ¡Traiganme una puta cuchara limpia! - La voz de un anciano me hizo sentir alerta. Alguien venía para acá.

- Dividanse. - Dijo Derek y trató de acercarse a mi pero Connor se interpuso.

- Ve con Athan, yo cuidaré de ella. - El rostro de mi chico logró alarmarme, ¿Connor quiere morir?

- ¿Qué te hace creer que te dejaré con ella? - Mi mejor amigo lo enfrentó sin parpadear, joder, incluso yo le tengo miedo ahora mismo a Derek.

- No la perderé también. - Fué lo único que dijo y el pelirrojo pareció sorprendido por su comentario. Fruncí el ceño.

- Bien. - Se acercó, me tomó con posesividad las caderas y plantó un beso en mis labios. El cual obviamente correspondí acariciando su cabello, el olor de su perfume calándose no sólo en mi nariz, sino que también en mis huesos -... Te veré luego preciosa.

Sin más se fué y yo solo pude ver a Connor con una sonrisa burlona.

Nos separamos; Derek y Athan por un lado y Connor y yo por el otro, mi piel se herizó de sólo pensar en encontrar al padre del hombre que tal vez planeó un asesinato.

Llegamos a un enorme vestíbulo, el lugar no podía tener más color blanco y ser más lujoso. Literal un vaso podría costar más que la renta de mi pequeña casa en Argentina.

Blood Dreams ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora