Luto

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Connor.

Llegué a la universidad, ya era lunes. Después de toda la locura del viernes las clases fueron suspendidas ese día, contrataron personal para limpiar el lugar después de que la policía revisó todo. Y como si nada hubiera pasado, a cada estudiante le llegó un correo diciendo que las clases se reanudaban el día lunes.

¿Acaso no sentían la pérdida?

Pues Adeline si lo hizo. Lloró como nunca lo había echo, después de todo Sofía era su prima y haberla perdido de esa forma no era justo.

Entré por las enormes puertas y miré a mi alrededor. Adeline no estaba al lado del estudio de baile esperándome como siempre, decidí buscarla un poco disimuladamente hasta que por fin la vi sentada en una de las bancas del patio. Me acerqué.

- Adele... - Alzó la vista, al notar que era yo me mostró una sonrisa triste.

- Lamento no haberte esperado. - Negué y me senté a su lado.

- No importa, ¿Cómo estás? - Suspiró.

- Esto es una mierda. ¿Por qué rayos actúan como si nada hubiera pasado?, Son todos unos hipócritas.

Asentí.

- Tampoco estuve de acuerdo, pero al parecer a la universidad no le interesa. - Recostó su cabeza en mi hombro y acaricié su cabello oscuro - ¿La policía dió alguna noticia?

- No me hables de esos malditos. - Se levantó de la banca y quedó frente a mí - Después de la autopsia dijeron que no encontraron nada que pudiera ser útil para la investigación. Esa estúpida detective dijo que había sido un asesinato y están dispuestos a cerrar el caso por falta de pruebas.

Me sorprendí, ¿Tan poco eficiente eran los policías o que?

- Odio todo esto Connor... - Su voz se quebró y me permití observarla.

Su cabello estaba en una coleta cuando ella sólo hacia eso a la hora de bailar, su rostro no traía una pizca de maquillaje y aunque se viera hermosa al natural, las ojeras estaban muy marcadas. Su ropa ya no tenía el mismo brillo de siempre, unos jeans negros y un suéter gris con letras blancas, todo acompañado de unas Adidas negras. Éste definitivamente no era su estilo.

Me levanté y la abracé, ella no es muy pequeña ni muy alta, pero le sigo sacando varios centímetros de diferencia.

- Estarás bien Adele... - Acaricié su cabello lentamente - Yo estoy contigo, no te dejaré sola.

Sentí su boca sonreír en mi pecho y alzó la vista. Sus ojos marrones fijos en los míos.

- Eres lo mejor que tengo ahora mismo. - Sonreí y tomé su rostro con delicadeza.

- Y tu eres lo más hermoso que tengo ahora mismo.

La besé lentamente, sus manos acariciaron mis hombros y rodee su cintura. Ésta chica de verdad me está volviendo loco.

Al separarnos me guiñó el ojo y tomó su mochila.

- ¿Vamos? - Preguntó y yo me acerqué entrelazando nuestros dedos.

- Vamos.

Derek.

La clase era aburrida así que me concentré en mirar a Zoey, hoy se ve muy hermosa y seguramente ni siquiera se da cuenta.

El viernes fué un día demasiado extraño para todos. La muerte de Sofía había sido tan repentina y horrorosa que nadie se atrevía a hablar de lo sucedido, literal todos actúan como si nada estuviera pasando.

Blood Dreams ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora