| Queen Of Fallen | The 100 [1]

Capítulo 8

La pelirroja en cuanto vio que Bellamy y su grupo se iba a cazar y Clarke, Finn y a Wells empezaron alejarse, pensó en quedarse, pero su conciencia no estaría tranquila al saber si estaban bien o no. Por lo que tomó sus armas y cogió una tela de los paracaídas para usarlo de mochila. 

Y ahí estaba, arriesgando su vida por dos de los suyos, que al parecer de todos se habían alejado por cuenta propia. Tenía horas caminando por el bosque mirando cada detalle del mismo, siempre buscando alguna pista que le dijera el paradero de los jóvenes. Mientras que los buscaba, se cuestionó si debía seguir con el brazalete, ya que aunque estaba en desacuerdo con el arca, creía fielmente que los podrían utilizar para su beneficio. Escuchó unas ramas romperse por lo que sacó rápidamente una flecha colocándola en el arco, tensó la cuerda y sin dudar mató al pequeño conejo que había pasado en un mal momento.

Caminó hacia al animal y lo tomó, guardándolo en la mochila improvisada. Bajó la mirada al ver una tela, se acercó y la tomó entre sus manos para examinarla, la cual le dio indicio que los jóvenes estuvieron ahí. Soltó un suspiró frustrada porque ellos fueron irresponsables de salir sin avisar.

Alzó la mirada al cielo cuando escuchó, no muy lejos el sonido de un cuerno, y las aves que estaban en los árboles empezaron a volar. La chica empezó a caminar mirando a su alrededor confundida, siguiendo a las aves y los insectos que corrían a esconderse. Y luego ya no caminaba rápido, sino que corría al ver como especie de niebla de color verde se tragaba todo a su camino.

El sudor en la frente de Crystal se hizo presente, y ella esquivaba los arboles buscando algo para refugiarse de lo que fuera esa niebla. Entonces, no muy lejos, ve a alguien corriendo, por lo que lo sigue cuando lo vio entrar en una especie de cueva.

Cuando entró, cerró la puerta, sin pensar que podría estar en peligro. Pero ella prefería estar adentro que afuera.

Crystal apoyó sus manos en sus rodillas tratando de normalizar su respiración, se giró al no escuchar nada dentro de la cueva. Se tensó sacando una flecha dispuesta hacer lo que sea para sobrevivir. Caminó lentamente por la cueva, pero el filo de la navaja en su cuello no le dio tiempo para nada.

—Tranquilo. No debemos ponernos rudos. —pero la presión en su cuello no le ayudaba a pensar con claridad. Así que tomó una fuerte respiración y echó la cabeza hacia atrás aturdiendo al terrestre, pero también a ella. Se giró y trató de golpear la entrepierna del hombre, pero él fue más rápido y tomó su pierna antes de lograr su cometido. Ella lo miró por unos segundos antes de que él la lanzara hacia atrás, ella se arrastró buscando su navaja en la bota y cuando lo sostuvo en su mano, se colocó de pie.