| Queen Of Fallen | The 100 [1]

Capítulo 30

La joven de 12 años caminaba por los pasillos del Arca en la zona Walden buscando a una de sus compañeras de clase. Glass. Necesitaba ayuda en una de las tareas de historia, algo que para ella le resultaba aburrido. Al pasar por un pasillo, de reojo vio a un grupo de personas, por lo que frunció el ceño al reconocer al comandante Shumway, uno de los amigos de su padre. Por lo que curiosa, se escondió atrás de la pared y se asoma un poco para intentar escuchar.

—Diana, ¿cómo vamos a usar la nave, si ya no eres Canciller? —pregunta el comandante, Crystal confundida se acerca más. —Si queremos ir a la Tierra, debes ser la Canciller o tener algún puesto en el concejo.

—Tranquilo, tengo todo planeado, pero necesitaré... —la rubia se detiene al ver una cabellera roja, la cual no le favorecía nada para esconderse. Crystal frunció el ceño cuando dejó de escuchar, por lo que se asomó para saber por qué se detuvieron, pero se quedó inmóvil al ver al grupo en frente de ella. Tragó en seco y se levantó al instante. —Pequeña Kane. ¡Qué grande estás! ¿Qué haces aquí?

—Es que, es que necesitaba ayuda de una compañera para una, una tarea de historia—dice un poco tímida al notar todas sus miradas en ella, Crystal pensaba que no debía mostrarse como enemiga, porque la atacarían y ella no podría luchar con 4 guardias a la vez. —Debo irme.

Pero la mano de Shumway agarró su brazo antes, pero como Crystal era pequeña golpeo su miembro fuertemente, para luego correr habiendo estado libre. Ella escuchaba los pasos de los otros guardias, pero no se detendría.

Tenía que llegar a su padre y contarle lo que había escuchado

Crystal miraba el cielo, respirando tranquilamente. Habían pasado horas desde que había salido del campamento, donde había llorado desconsoladamente y en silencio por lo sucedido con su padre. Se sintió realmente mal al recordar las palabras que le dijo.

Ella no quería que muriera, no quería ser tosca con él. Pero la rabia y la tristeza fue la que habló por ella, diciendo cosas hirientes hacia su persona. Respiró hondo cerrando los ojos y apoyando su cabeza en el árbol, agradeciendo estar por lo menos unos minutos sola, pensar las cosas de manera clara e intentar no dañar a los demás a cada paso que dé. Estaba tan absorta a lo que sucedía a su alrededor, que cuando unas hojas crujieron, ella no se inmuto en sacar algún arma para defenderse.

—Foster.

—Blake—susurra de igual manera, pero sin girar a mirarlo. —¿Dando un paseo real?

Bellamy no respondió ante la pregunta irónica de la pelirroja, solo caminó hasta ella para sentarse a su lado. —De hecho, vine asegurarme de que estuvieras bien.

—Qué considerado—dice mirándolo con una leve sonrisa, pero Bellamy no sonrió sabiendo que estaba evadiendo lo que sentía. —Estoy bien, ¿sí? Salí corriendo porque me dio diarrea, efectos que produce mi padre. —Bellamy rodó los ojos, ante el argumento.