La tienda ya está cerrada, el horario laboral ya finalizó y ahora tengo algo que hacer que, más que seguro, va a ser muy complicado. Jason aún no ha salido de su taller y, desde que Zalgo se fue, no he dejado de darle vueltas al tema de su propuesta. Sé que sonará estúpido, quizás como una de esas tontas protagonistas de novelas juveniles donde ella actúa por su cuenta y todo sale mal, pero la verdad es que, ahora empiezo a comprenderlas.
Cuando una ama a alguien, lo da todo por esa persona, está dispuesto a hacer las cosas más ridículas y arriesgadas con tal de que esa persona esté a salvo y, personalmente, no permitiré que ese desgraciado demonio o lo que sea mate a mi juguetero. Sé que puede que sea la decisión más estúpida que he tomado en mi vida, sin embargo, dicen que el amor nos vuelve idiotas.
Si acepto su trato, él tendrá que jurarme que jamás tocará a Jason ni me hará a mí que lo lastime; estaré bajo su control, podría intentar ordenarme que lo mate y, según lo que me dijo, no podría negarme, así que me aseguraré de que este sacrificio sirva realmente. No dejaré que me tome por tonta: estaré actuando como una estúpida enamorada, eso puede ser, no lo niego, no obstante, no implica que mi cerebro haya muerto o abandonado mi cráneo, aún funciona y estoy calculado todas las posibilidades y buscando soluciones para las que representen un problema o peligro futuro para Jason.
Con eso en mente, termino de barrer y cierro con llave la puerta de entrada, volviéndome hacia el interior del local y encontrándome con el brillante ojo de Mr, Bunny, el cual me observa inmóvil desde su ubicación sobre el mostrador. Dejando la escoba a un lado enfilo hacia él al mismo tiempo en que sus afelpadas patitas avanzan también, solo que el conejo, a diferencia de mí, en lugar de frenar en cuanto llega al borde de la mesada, sigue avanzando y cae de lleno al suelo, quedando desparramado de cualquier forma, sorprendiéndome momentáneamente, antes de, como el peluche invertebrado y animado que es, se ponga de pie de forma escabrosa y vuelva a caminar hacia mí hasta llegar a mi encuentro y alzar sus flácidos brazos en mi dirección para que lo levante.
Poniendo los ojos en blanco, hago lo que me pide y lo coloco sobre mi hombro al tiempo en que me dirijo a la parte trasera del lugar.
-Conejo, te estás malacostumbrando con esto de que te lleve. Ni que tus patas no funcionaran.
En su eterno silencio, el peluche continúa en mi hombro, agarrado de la cola de caballo que tengo hecha y yo desisto de cualquier tipo de respuesta de su parte y simplemente atravieso la puerta que divide ambos lados del edificio, viendo que las luces del taller están prendidas, pero Jason no está aquí, así que imagino que está detrás de la puerta azul, con lo que decido ir directamente a su departamento.
Subo las escaleras y, al entrar y dirigirme a la cocina, el conejo salta sobre la barra para observarme mientras saco un par de tazas y preparo té en ambas. Mi mente se pierde en la actividad mecánica y vuelvo a la charla que tuve con el demonio.
Flashback:
-(...)Estar a mi lado como mi compañera, sería un gran estatus para ti, tendrías todo lo que alguna vez deseaste, lo que sea quieras, estará a tu completo alcance. La reina absoluta, ¿qué opinas?
-Y mientras, tú asesinas a Jason, ¿no?
-No, eso es parte del trato, tú vienes conmigo, te conviertes en mi asesina, y él queda libre. Ya no tendremos ninguna cuenta pendiente, él podrá irse y nunca más tendrá que preocuparse de que vaya a matarlo. Bueno, salvo que haga algo que sea muy malo contra mí, claro está. Esperemos que no sea así, ¿no?
No confío en él, no me gusta algo de lo que está diciendo, no me cuadra y no entiendo por qué...
-Te dije que todos salían ganando con esta propuesta, querida. Puede que sea un demonio, eso es obvio, pero mi palabra vale. Incluso puedo hacer un juramento de sangre, si eso te deja más tranquila: haré un corte en tu palma y otro en la mía y, mientras nuestras sangres se mezclan por el contacto, juraré jamás hacer algo que deje sin vida a Jason, mientras tú cumplas con tu parte del trato, o de lo contrario, serás libre. Tu única tarea, será obedecerme, estar a mi lado y ser mi asesina, sin negarte a nada que yo te ordene.
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El Juguetero
RandomQue tus viejos no acepten quien sos porque no vas con su onda, es realmente molesto. Yo sé que no me odian, me aman, pero lo que he elegido para mí (algo completamente opuesto a su vida y creencias hippies) no es de su agrado en absoluto y es muy pe...