Negando con la cabeza, suspiro profundo y muerdo con saña la paleta, arrancando el caramelo mientras me volteo para encontrarme con ese demonio cornudo. Me sorprende ver que está en su forma humana, es algo poco usual, por lo que me hace dudar de lo que está pasando por su cabeza. Mi ceño se frunce sin poder evitarlo y mi gesto parece divertirle, porque sonríe de lado, mostrando los colmillos que aún ostenta en su boca.
-Espero que esa sangre que llevas encima no sea de tu víctima.
-No, no lo es, sino de sus idiotas seguidores.
-Entonces parece que tuviste problemas.
-En absoluto, salvo por la pérdida inútil de mi tiempo con imbéciles que parecen no entender español y, además, no comprenden las señales. Parece que, el hecho de que una persona escupa las balas que le dispararon y no tenga ninguna de las marcas que debería tener por los proyectiles, es algo más común de lo que esperaba.
-Interesante observación, pero como siempre digo, la humanidad está cada vez más estúpida, lo cual me favorece, así que no tengo quejas. En fin, imagino que el mensaje fue entregado.
-Sí, es más cobarde de lo que esperaba para un jefe de pandilla, sin embargo, trabajo terminado. Ahora, si no te molesta, necesito una ducha antes de seguir chorreando escarlata.
-Sí, no obstante, antes de que te vayas, te juntaste con Candy Pop y L.Jack.
-Sí, ¿y? ¿Cuál es el problema? Que yo sepa solo tengo prohibido el tener cualquier tipo de contacto con Jason, no con ellos y son mis amigos. Querían saber cómo llevaba esto de ser una asesina a tu mando.
La intensa mirada del demonio se clava en mi rostro, buscando cualquier atisbo de mentira, mas para su mala suerte, he aprendido con los años a disimular completamente mis emociones, a enmascararlas al punto de que todos creen que son una apática sin interés por poco por la vida. Actualmente, mi gesto de aburrimiento es simple y convincente, o eso creía cuando, de la nada, ese infeliz se mueve a toda velocidad y, antes de poder evitarlo, sus garras están clavadas profundamente en mi pecho, casi como si estuvieran pinchando mi corazón. Se supone que ya no late, que se detuvo desde el momento en el que me convertí, pero creo que eso no cortó las sensaciones y no puedo evitar el gesto de dolor que me produce su ataque.
Conozco a Zalgo, cómo piensa y actúa, y él disfruta provocando dolor, no me costó mucho averiguarlo, y es por eso que no lucho, porque eso solo le daría pie a que continúe, buscando causarme una mayor agonía. Se supone que no debe tocarme de forma sexual, sin embargo, nunca dijimos nada de golpes, ataques o heridas.
Intento relajarme para evitar que la tensión de mis músculos se presionen al rededor de esas garras y sea peor para mí y su sonrisa me dice que se ha dado cuenta.
-Así que ya aprendiste a no luchar contra mí... Una lástima, me resultaba divertido ver tus intentos de escaparte de mi agarre. En fin, eso solo me dice que empiezas a conocerme cada vez más y te vuelves inteligente y astuta.
-¿Y a qué vino el ataque gratis?
-Un recuerdo, nada más, no me gustan las mentiras y más te vale que no estés intentando engañarme ahora, porque sabes que puedo desmembrarte y arrojar tus pedazos al foso de fuego. No vas a morir, mas sí que vas a sufrir y va a ser una buena lección para ti.
-Como si no lo supiera, no es la primera vez que me amenazas con eso. Ahora, ¿podrías quitar tus garras de mi pecho? Me tomará casi una maldita semana el curar eso; el veneno de tus uñas tarda en sanar, aún con mi ritmo acelerado de recuperación y mi inmortalidad.
-Lo sé, y es lo que lo hace tan divertido para mí. Estarás lista para tu próxima misión de todas formas, no te preocupes.
-Como sea, ahora suéltame.
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El Juguetero
De TodoQue tus viejos no acepten quien sos porque no vas con su onda, es realmente molesto. Yo sé que no me odian, me aman, pero lo que he elegido para mí (algo completamente opuesto a su vida y creencias hippies) no es de su agrado en absoluto y es muy pe...