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Sentada sobre sus piernas, me acaricia la piel de cada centímetro de mí a medida que la libera de mi ropa. Su tacto se siente como el fuego contra mí, encendiendo la flama que crece siento dentro, haciendo que desee más. Él parece igual de ansioso que yo, sus dedos trazan patrones ininteligibles sobre mí, al tiempo en que, cada vez más ansiosa, soy yo quien termina de quitar las barreras que nos separan, soltando el broche de mi sostén para que pueda acceder a mí mientras su boca llena de besos mi pecho. 

-Eres tan hermosa

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-Eres tan hermosa...

-Jason...

-No permitiré que él se te acerque, eres mía y yo tuyo, encontraremos una solución y estarás a salvo.

-No hables, ahora te necesito a ti, calla y bésame. 

Él cumple mi pedido, pegando sus labios con los míos y empujándome lentamente, se coloca a mi lado, bajando lentamente sus dedos por mi vientre hasta meterlos dentro de mi braga y empezando a acariciar mis humedecidos labios inferiores. Casi puedo ronronear por lo bien que se siente, por lo excitante de su toque. Un gemido escapa de mi boca y él se lo traga como un trofeo por su accionar.

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-Eso es, siéntelo, disfrútalo.

Su boca baja por mi cuello mientras habla en susurros roncos que me ponen la piel de gallina y causan que mis pezones se alcen y endurezcan. Eso, sumado a sus atenciones ahí abajo, me hace querer gritar por más, sin embargo, el contacto de su cálida lengua y labios contra esas cuentas rosadas y anhelantes, me hace ahogar nuevamente ese grito de puro gozo, simplemente saboreando las sensaciones que me produce, como él me saborea a mí.

 Eso, sumado a sus atenciones ahí abajo, me hace querer gritar por más, sin embargo, el contacto de su cálida lengua y labios contra esas cuentas rosadas y anhelantes, me hace ahogar nuevamente ese grito de puro gozo, simplemente saboreando las se...

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Mis bragas son deslizadas fuera de mi cuerpo y al fin estoy completamente desnuda, solo que mi juguetero no y eso me molesta.

-Estoy en desventaja, tú aún estás muy vestido.

-Eso tiene solución.

Se pone de pie, aún sin dejar de acariciarme y besarme, y me deja quitar sus prendas, permitiendo que, por fin, pueda tocar su suave piel, esa que estando en su otro yo, se pude y rompe en pedazos, mas no me importa, eso no cambia nada, sigue siendo él.

El JugueteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora