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Ya ha pasado una semana desde el día del ataque de Zalgo y todo ha estado tranquilo, demasiado, como ese tipo de calma que antecede a la tormenta, y a una muy, muy grande. Es algo que me mantiene en alerta máxima durante las veinticuatro horas, y tras que duermo poco porque no soy de pasar muchas horas en la cama, esto está empezando a pasarme factura, dejándose ver en mi rostro en ojeras que debo cubrir con base para no parecer un mapache. Y no porque me importase lo que alguien podría decir, no, en absoluto, eso es algo que me tiene sin cuidados, sino porque no quiero que Jason se preocupe y se culpe más por lo que está pasando. Ya lo hace demasiado como para permitirle hacerlo más, cuando no tiene la culpa de nada, no tiene por qué sentir que es por su causa cuando, en realidad, es Zalgo quien no deja ir el tema. Ni que hubiera sido tan grave. 

¿Quién hubiera pensado que los demonios, o lo que sea que se supone que es él, son peores y más rencorosos que una de esas chicas histéricas de secundaria que arman un escándalo por todo? Ni que fuera tan grave, por Dios. Hay cientos de miles de chicas y almas en el mundo, ¿no puede simplemente buscarse otra? ¿No podría, en lugar de "jurar venganza", dejar esto de lado y buscar a alguna otra que fuera igual o mejor que esa? Ni que fuera la "Mis Infernal"... Solo es, o más bien era, una adolescente que, por lo que entendí, practicaba el Satanismo, ¿no es una "religión" de miles de personas? Que encuentre a alguna otra y no moleste más, por amor de todos los santos. 

Como sea, ahora estamos en clase de Teoría Literaria, la cual casi termina, y Ericka se está quedando dormida casi; la profesora Spirtz debería hacer que esto fuera más dinámico, porque mi rubia amiga no es la única en esa situación, son varios los que van por el mismo camino de encontrarse con Morfeo. La única razón por la que no se da cuenta de eso, es porque está de espalda, o al menos lo estaba, pues el ronquido de uno de los de las primeras filas, ha hecho que voletee, causando que esa visión la haga enojar y golpee con fuerza el escritorio con su libro. Esto hace que los dormidos por poco y salten de sus asientos, incluida la rubia a mi lado, y que uno hasta se caiga del asiento, provocando risas instantáneas. 

-Muy bien, como algunos parecen ya saber sobre el tema, lo suficiente como para quedarse dormidos sin preocupación de perderse nada, todo el que estaba en esa situación va a entregarme para la clase que viene un informe de quince páginas sobre el tema. Y más les vale que lo hagan, ustedes saben quiénes son, porque los he visto a todos y si no tengo su informe en mi escritorio ese día, el cero que les pondré se promediará con las demás notas y tendrán que hacer mucho más esfuerzo para aprobar la materia. 

Una queja simultánea se escucha y, como ya es la hora, la Sra, Spirtz no deja que nadie diga nada y nos despacha, juntando sus cosas y saliendo del lugar con la ira bullendo en ella. Es totalmente comprensible y espero que Ericka haga el trabajo, por su bien.

Por mi lado, junto mis cosas y espero a que salga la mayoría, para evitar el amontonamiento en la entrada y abandonar el salón con calma. 

-Me quiero pegar un tiro. 

-Eso te pasa por no dormir bien anoche. 

-Lo siento mamá, pero es que la novela que estoy leyendo me está comiendo viva, necesito seguir leyendo.

-Pues aguántate, porque ahora por no dormir, vas a tener que esperar más para poder seguir leyendo, a menos que quieras un cero entre tus notas. 

-Qué graciosa...

-Solo digo la verdad, ahora vas a tener que leer a velocidad rayo para poder alcanzar a hacer todo. Suerte que tienes una semana. 

-Sí claro, suerte...

-Qué gruñona. 

-Púdrete. 

Me río de su cara de mala leche y ambas nos encaminamos fuera del salón, encontrando los pasillos atestados de estudiantes en cambio de hora. Algunos nos miran, otros nos ignoran, no obstante, nadie se acerca o cambia lo que está haciendo, lo cual agradezco, pues a pesar de poder reírme de la "desgracia" de Ericka, eso no implica que esté de buenas precisamente. El sueño me vuelve muy mala, peor de lo que soy normalmente. 

El JugueteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora