Prólogo.*

1.8K 61 6
                                        

La vida siempre da giros inesperados. A veces buenos y otros pésimos, pero no podemos impedirlos, nos guste o no, hay que adaptarse. En algunas ocasiones, nos apalea con sucesos tras sucesos, todos trágicos y difíciles de enfrentar, y otras veces, los buenos momentos se presentan uno tras otro, haciéndonos más que felices... No, no, no, no, olviden esa parte. Eso es una vil mentira porque la muy maldita, rara vez nos extiende su mano para ayudarnos a levantarnos después de una tanda de sus golpes... 

Cada quién tiene su visión de la vida y le da a cada momento la gravedad que siente que posee, por eso a veces duele más o menos, y cada uno lo vive de forma diferente, por lo cual no creo en eso de que alguien es "exagerado" en cuanto a sus problemas o felicidades se refiere. 

En fin, digamos que lo he vivido y por eso sé de lo que hablo, sin embargo, me estoy adelantando y desviándome de lo que les quería decir. La cosa es simple: por más que esa puta nos haga caer una y otra vez, aparte de que nunca parece ser suficiente para la jodida, algunos pocos tenemos suerte (obviamente en contadas ocasiones) y encontramos a alguien que realmente nos ayuda a levantarnos cada vez que la zorra nos tira y nos enseña a plantarle cara.

Hay quienes me dirían loca por lo que voy a relatar a partir de ahora, al igual que a él, mas ¿eso importa acaso? Adentrarme en su mundo me cambió por completo, no obstante, me estoy adelantando nuevamente, para ser franca, estoy emocionada por contarles todo. Y para que entiendan mejor, voy a volver en el tiempo y a contarles un poco de mi historia, años antes de conocer a mi pelirrojo, antes de abrir los ojos al mundo, antes de volverme... una asesina. 

Actualmente tengo veinte años, a pocos meses de cumplir los veintiuno y vivo, o más bien, convivo a duras penas con mis padres. Ambos son Hippies de corazón y deseaban fervientemente que yo también, pero no todo es como uno desea, ¿no? Se podría decir que soy la "oveja negra de la familia", literalmente, sin embargo, más adelante explicaré el porqué. Volviendo a mis padres, ellos se conocieron en la década de los sesenta, plena época Hippie, más concretamente, en mil novecientos sesenta y cuatro. 

Mi madre, por aquel entonces, tenía apenas quince años y se hacía llamar por sus amigos "Flor Silvestre", y mi padre por su lado, tenía veinte y se lo conocía como "Oso del Bosque". Lo sé, ridículo, ¿no? 

En fin, la primera vez que se vieron fue en una marcha y "fue amor a primera vista". Comenzaron a salir y, cuando mi madre cumplió los veintiuno, se casaron en mil novecientos setenta. Durante muchos años, ambos estuvieron ansiosos por poder conseguir concebir hijos, pero no lo lograban, así que fueron a un especialista y se enteraron, luego de un estudio, que mi madre tenía problemas de fertilidad y eso le dificultaba el quedar embarazada. Sabiendo eso, hicieron tratamiento para solucionar el tema e inseminación artificial, mas nada pasó. Cuando casi se dan por vencidos, poco antes de mi madre cumplir los cuarenta y dos, descubrió que había quedado embarazada de mí. Decían que era un milagro y ambos estuvieron felices de conseguirme, o por lo menos fue así hasta que fui creciendo y desarrollando mis propias ideas. Creo que ahí, aunque sea una parte de ellos, se deprimió o decepcionó.

Verán, la razón por la cual me tienen como la "oveja negra", es por el hecho de que, a diferencia de ellos, yo no soy una Hippie, soy Gótica. Así es, amo el negro, el rock pesado, y todo lo que forma parte de esa cultura que, me he dado cuenta,  me representa desde que entendí que los flecos y el "amor y paz" no eran para mí. Y todo esto pasó, solo por enviarme a la escuela. Síp, por esa simple razón. Creo que hasta el día de hoy, se arrepienten terriblemente de esa decisión. 

Para que comprendan, les contaré lo siguiente: a pesar de que la década de los sesenta terminó, y con ella el "movimiento Hippie", mis padres y muchos de sus conocidos no parecieron enterarse y la continuaron yendo a marchas, protestas, movilizaciones, etc., "todo lugar donde se los necesitara" junto con su grupo, causando que no tuviéramos un lugar de residencia fijo. Yo estudiaba "en casa" por mi lado, ya que lo único que me enseñaban mis padres era lo que creían que era "importante en la vida" y nunca nos quedábamos en un solo sitio más de un año a lo mucho. No era tiempo suficiente como para establecerse, ni tampoco como para crear un círculo social, así que me pasé toda mi infancia y gran parte de mi adolescencia rodeada de adultos hippies y su forma cerrada de pensar, la cual no encajaba con la mía. 

El JugueteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora