Capítulo 21

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Esos días en los que no se puede conciliar el sueño por mucho que se intente dormir. No importa cuántas té se ingieran, canciones se escuchen o escritos se lean, no importa se incluso toma algún medicamento que ayude al proceso, simplemente no se consigue dormir. Esa noche para Taehyung, fue exactamente así.

Fueron muchos los pensamientos aglomerados en su cabeza, desde el pi constante que era su mamá, la conversación con Hoseok, un evento como al que nunca había asistido y no tenía ni idea cómo actuar pesa a que Hwasa prometió estar a su lado al igual que Jimin, la cámaras y lo más importante... ¿Iría o no iría Jungkook a ese evento?

Técnicamente no era un artista de la compañía pero era socio en más de un negocio. Era estrecho amigo del presidente, prácticamente tenía lazos con más de uno en ese lugar por lo que su presencia no sería en lo mínimo extraña. Si habían incluso invitado a Hoseok, tendrían que haberlo invitado a él.

Mirando a su pareja terminar de vestirse para ir hacia el hotel en donde recibiría a la estilista, Taehyung se preguntaba, quién había sido la persona que invitó al pelirrojo. Suspiró levantándose, quejándose continua y mentalmente por tener que ir. De no ser porque su apartamento era demasiado pequeño y personal o que la casa de su madre era un sitio donde no quería que se perturbara la tranquilidad, él definitivamente hubiera escogido uno de esos dos lugares para arreglarse en vez de ir a un hotel.

No lo decía, claro estaba pero, lo cierto es que había desarrollado una extraña fobia a los hoteles desde ese día en donde terminó todo con Jungkook. El recuerdo le traía muchas emociones mezcladas y si bien vivió uno de los mejores momentos de su vida también fue de los más tristes.

Pasó de la preocupación a la tristeza, de ahí al enojo y decepción, luego a la desesperación al creer que todo iba a terminar de una forma tan grotesca en la que se entregaba solo como una masa de carne que usarían y tiraría. Mas no fue así, experimentó la incertidumbre, nuevamente la tristeza, la ansiedad, el placer y la tranquilidad absoluta entre sus brazos.

Miedo cuando se despertó sin encontrarlo a su lado, agradecimiento cuando entró a aquel baño y lo vio, alegría al compartir esas horas sin hacer nada en la cama y finalmente, una angustia y dolor infinito cuando llegó el momento de decir adiós. Experimentó más cambios emocionales en veinticuatro horas que en meses.

Volver a un hotel en donde él no lo estaría esperando, en donde no se lo encontraría no era algo que le apeteciera en lo más mínimo. Un lugar que a pesar de no ser el mismo le estaría recordando constantemente sus momentos y no solo de esa única noche en donde durmieron con sus cuerpos entrelazados sino también le recordaban a Osaka y Macao. Muchas primeras experiencias fueron compartidas con Jungkook y los hoteles.

— ¿Nos vamos? — Preguntó Hoseok tomando los trajes que llevarían observando la forma en que Taehyung se había quedado con la mirada perdida. Cerró sus ojos para llenarse de valor y fuerza, después de todo, solo era uno más.

— Sí, hyung. Vamos...

Tanto Hoseok como el menor fueron arreglados por las estilistas mandadas por Hwasa. No sabían lo mucho que podía cambiar la apariencia física de una persona cuando estaba bien arreglada hasta ese instante. Si quedaron estupefactos cuando Taehyung se arregló para la subasta, ahora ni siquiera podían articular palabra.

No obstante, ese no era el único motivo por el que apenas hablaban, extrañamente por primera vez en veinte años se quedaban sin un tema para hablar en un silencio incómodo y sofocante.

— ¿Estás nervioso? — Se preocupó el mayor al ver como el rubio jugaba con sus manos sudorosas y frías mirando por la ventana relamiéndose constantemente los labios sin preocuparse mucho por el labial que estaba usando.

SubastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora