Estar envuelto en papeles era algo a lo que Taehyung se había acostumbrado desde hacía muchos años. Una vez que volvió a cursar la universidad, su mundo se volvió documentos y trabajo a excepción de su hijo, él era el dueño prioritario de su tiempo. Algo más que su escape, era su fortaleza, su vida.
Tal cual pidió Jungkook en todos esos videos que grabó y que a día de hoy continuaba viendo en fechas específicas, siguió adelante. Aprendió a vivir con su partida aunque continuara extrañándolo, aunque de vez en cuando su mente volara a un sitio incluso desconocido para él, encontrando un pelinegro sonriente que hacía suspirar su corazón. Una sonrisa o una atrevida lágrima, siempre algo le robaba en cada uno de esos encuentros pero se las entregaba gustoso.
El sonido de unos pasos lo hicieron elevar la cabeza con su ceño fruncido, sin poder entender quién entraba sin llamar o anunciarse. Frente a él, un pelinegro de alta estatura y sonrisa angelical hizo acto de presencia, haciendo a su corazón latir emocionado. No creyó poder vivir o sentir nuevamente ese amor y cariño tan incondicional, que existiera un hombre capaz de apoderarse de todo su mente y alma después de Jungkook pero ahí estaba él.
— No me avisaste que venías. — Habló dejando de lado todo lo que hacía, poniéndose de pie para ir a su encuentro.
— Sí lo hice pero al parecer, no ha mirado su teléfono en todo el día, CEO de Sasung Electronics, Jeon Taehyung. — Murmuró abriendo sus brazos para recibirlo, depositando un beso en la cabeza del castaño que con tanta fuerza lo abrazaba. — Papá...
— Solo un minuto, Binnie. Necesito abrazar a mi bebé.
— Papá, ya tengo veintitrés años, deja de llamarme bebé. Ni siquiera mis abuelos me llaman así. — Se quejó escuchando a Taehyung quejarse antes de apartarse. — ¿Qué?
— Siempre serás mi niño aunque ya seas más alto que yo. — Besó su mejilla sin poder ocultar su emoción , amaba que su hijo fuera a visitarlo. — Olvidé mirar el teléfono, he estado muy ocupado debido al nuevo convenio digital que estará entrando en vigor el próximo mes. Nosotros somos líderes digitales mundialmente, no podemos permitirnos errores.
— No los tendremos, papá. Nosotros nunca cometemos errores garrafales que puedan afectarnos así que no te preocupes. Creo que no hay mejor CEO que tú.
— Sí lo había, tu padre era un excelente CEO que aún con su juventud, elevó a Sasung como no tienes idea. — Dijo antes de poder procesar sus palabras, notando la afligida mirada de su hijo aún cuando sonreía y se regañó. — Pero yo no lo hago nada mal, sé que está orgulloso de mí y de su hijo ahora que siguiendo sus pasos, comenzará a temprana edad en los negocios. Tu abuelo está seguro de ello y por eso te está dejando dirigir una de sus empresas cuando recién terminas tu licenciatura. El niño estrella de la Universidad de Seúl. — Sonrió orgulloso contagiando a su hijo, riendo al notar sus mejillas rojas.
¿En qué momento Jeon Soobin había crecido tanto? No estaba loco, podía jurar que era el vivo retrato de Jungkook. No solo su intelecto igualaba e incluso superaba al de su padre, sino que, físicamente, también se parecían mucho. Sus brillantes cabelleras negras, la forma y color de sus labios.
Gestos que no tuvo tiempo de aprender o copiar pero que salían de forma natural. Su carácter, era idéntico por alguna extraña casualidad de la vida. A veces se mostraba completamente intimidante pero luego sonreía y mostraba esa dulzura en su interior y podía derretir a cualquiera.
— ¿Ya te dieron dieron la fecha y hora en que se llevará a cabo tu graduación? — Preguntaba ahora regresando a su escritorio, en aquella oficina que años atrás ocupó Jungkook. El menor acostó en el sofá sacando su teléfono mientras que esperaba a que su padre terminara lo que estaba haciendo. — Dame cinco minutos.
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Subasta
FanfictionA tiempos desesperados, medidas y salidas desesperadas. Cuando su situación financiera lo deja entre la espada y la pared, Kim Taehyung toma la alocada decisión de subastarse para salir de todos los apuros. Safe creative © 2007214814704