Capítulo 22

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— ¡Buenas noches! — Aquella voz que ambos reconocieron los tomó de sorpresa.

Ninguno esperó que Kim Taehyung se apareciera directamente frente a ellos. Ese hombre que internamente temblaba y que necesitó acumular toda la valentía acumulada en alguna parte de su ser para acercarse, se erguía frente a ellos con fingida seguridad y una amplia sonrisa.

— ¡Buenas noches! — Logró responder Jungkook sintiendo su corazón brincar hasta su garganta, peligrando con cada salto.

Era Taehyung, Kim Taehyung, él hombre del que hacía tanto tiempo se había enamorado, el mismo hombre que tenía pareja y con el cual no había interactuado desde el día en que sus manos y almas se rehusaban a dejarse partir dentro de aquel Bentley, estaba parado delante de él iniciando una conversación.

Su sonrisa era tan amplia y bella, sus ojos, su voz, su atuendo, su presencia, todo en él era tan perfecto que le costaba reaccionar seriamente y no actuar como un idiota. ¿Cómo podía una persona causar tantas en él? Disimuladamente tragó saliva y elevó sus comisuras conteniendo las ganas de estrecharlo en sus brazos, olerlo, besarlo, amarlo...

— ¿Cómo has estado Taehyung? — Preguntó Yoongi para romper esa competencia de miradas intensas en la que ninguno decía nada.

— Bien, Yoongi, gracias por preguntar. ¿Cómo has estado?

— Bien, he estado bien. — El peliverde los observó varios segundos notando que ninguno en realidad le estaba prestando atención y rodó sus ojos. — Si me disculpan, debo retirarme un momento. — Se disculpó alejándose ellos.

— ¿Cómo has estado tú, Jungkook? — Yo he estado extrañándote como loco cada día y noche sin descanso. No me había dado cuenta de cuánto realmente te extrañaba y me hacías falta hasta este momento. Sabía que te extrañaba pero no tanto... — Ha pasado mucho tiempo...

— Por suerte he estado bien y por lo que veo también tú. Sinceramente me alegra mucho. Espero que estés disfrutando la fiesta. — Espetó colocando su mano sudorosa en el bolsillo, moviendo muy sutilmente la copa en su otra mano. — Te deseo una bonita velada, fue un gusto volver a verte.

El pelinegro inclinó su cabeza dándole una cortés despida sin dejarlo responder. No podía dejarlo responder, no podía permanecer un minuto más junto a ese hombre porque su ética, moral, respeto y todas aquellas valores humanas inculcadas quedarían deshechas. Taehyung era un hombre con pareja y se había prometido a sí mismo no interferir aunque su vida dependiera de ello pero para eso, había una distancia que mantener. Esa era la única barrera entre él, su mente y alocado corazón enamorado.

Parado en su lugar el rubio vio aquel cuerpo darle la espalda sintiendo agujas perforándolo en cada poro de su piel. ¿Quién decía que el dolor sentimental no te doblegaba más bruscamente que aquel infligido físicamente?

¿Eso era todo?

¿Jungkook se marcharía sin siquiera permitirle conversar con él?

Había añorado tanto como había temido esa oportunidad, rezando por tenerla pero también por no tener y ahora que se presentaba, no podía simplemente dejarla escapar para perderse en esa ola de confusiones y deseos silenciados. Ese amor secreto lo estaba matando y antes de que lo sepultara por completo, al menos debía hablar una última vez con él.

— ¡No! — Exclamó bajo viéndolo partir y, sin notar como Hoseok regresaba, trotó hasta el pelinegro, tomando su mano con firmeza para tirar de él hacia el lugar más apartado que pudo encontrar.

Como si hubiese sido abandonado en el medio del más profundo océano, una sabana, desierto o una ciudad desconocida, un pelirrojo permaneció en medio de aquella multitud desconocía mientras observaba a su amado correr detrás de su amor. Fingió estar caminando hacia algún lugar con una sonrisa como si sintiera todo los ojos sobre él. Lo único que tenía claro es que debía caminar en dirección contraria a esos dos, solo eso.

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