Capítulo 31

22.3K 2.9K 2.3K
                                    

Los ojos de Taehyung se ensancharon cuando lo escuchó negar y maldecir debido mientras el pelinegro estaba entre sus piernas. Reconoció la frustración e incluso vergüenza a su rostro, la forma en que apenado se retiró de él y desapareció fue algo que lo acentuó la sospecha.

Era un hombre también y comprendía que aunque pasaran los años ese tipo de situaciones que tan normales eran en ocasiones, seguían siendo como un fracaso, algo imperdonable que dañaba la masculinidad y hombría de muchos pero simplemente no esperaba algo así de Jungkook.

Como un reflejo de su pareja y a consecuencia de la situación, su propia erección pereció, quedándose contrariado y sorprendido en el sofá aún con su respiración descontrolada. Creyó por la forma como se alejó que debía darle su espacio por eso, aunque moría por ir a ese baño junto a él, permaneció en su lugar varios minutos en los que no regresó.

Desnudo y descalzo, el rubio caminó a través de esa habitación hasta llegar a la puerta, tocó pero no obtuvo respuesta y cuando intentó abrir, simplemente no pudo. Escuchaba el agua correr pero nada más, él no podía oír el silencioso llanto de Jungkook o ver sus lágrimas camufladas por el agua. Ni siquiera lo vio salir, el pelinegro huyó por otra puerta hacia su vestidor.

Solo cuando estuvo en su pijama, salió a su habitación encontrándose a Taehyung sentado frente a su puerta desnudo con algo que no había visto mucho tiempo, un cigarro. Se apresuró en llegar a él, arrebatándole el cigarro de sus manos antes de ir hacia la puerta de la terraza y lanzarlo.

— ¿A qué vino eso? — Preguntó Taehyung frente a su actitud pero pronto dejó el asunto del cigarro de lado porque notaba que no se encontraba del todo bien. — Mi amor, sabes que es normal lo que ocurrió, ¿cierto?  No nos afecta a en nada. La hombría es más que ser un semental en la cama, es también ternura, delicadeza y consideración. No me importa que dures horas haciéndome el amor, solo hacerlo y disfrutarlo, porque es contigo, a tu lado. No necesito que estés dentro de mí de esa forma, yo...

— No pongo en cuestionamiento mi hombría. Sí, ha sido vergonzoso pero sé que es algo que nos sucede a todos, no tienes que preocuparte por eso. — Se acercó hacia él depositando un corto beso en su frente. — Todo está bien, solo ve a tomar un baño, te espero aquí.

Taehyung dudó pero hizo caso a su comando, notando al entrar que había un juego de pijamas negros de seda al igual que los que llevaba Jungkook. Parecían exactamente iguales a decir verdad. Los acarició sutilmente disfrutando de la suavidad de la tela para finalmente entrar a la ducha.

— ¿Deseas beber algo? — Preguntó Jungkook entregándole una copa de champán vacía mientras él sostenía un vaso de agua.

— Prefiero también agua, si no te causa molestias. — El pelinegro asintió intercambiando la copa por un vaso de agua en aquella cocina casi a oscuras en donde estaban parados. Taehyung saltó sentándose en una de las islas, sonriéndole. — He escuchado algunas cosas de tu primo esta noche y creo que entiendo un poco su molestia pero no del todo. Ustedes comparten el mismo abuelo, el hombre que fue fundador de todo el conglomerado Sasung y dice que la repartición no fue muy justa. Cuando escucho hablar de Sasung solo se mencionan tu padre, madre y tú. Ah, creo que he escuchado otro nombre pero hasta que lo vi aquí, ni siquiera había escuchado de Yonghwa y su parentesco.

No sabía si ese repentino cambio de tema lo relajaría y haría pensar en otra cosa pero, no se le ocurrió nada más. A eso se le agregaba su curiosidad, ahora que estaba pisando tierra Sasung, quería saber todo lo relacionado con ellos pero no lo que hablaban los medios, sino directamente de un familias, de Jungkook.

El pelinegro exhaló y suspiró con alivio contagiando al rubio. Al parecer ese tema de conversación era menos tétrico que hablar de lo ocurrido una hora atrás. Lo vio caminar por la cocina en busca de algunas pequeñas bolsas que puso a su lado abriendo luego sus manos para ayudarlo a bajarse. Podía haberlo hecho solo pero aprovechó los brazos que le ofrecían para descender y de paso, se ganó un pequeño beso.

SubastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora