Capítulo 2

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Tres semanas transcurridas desde el día en que cometió el atrevido acto de ir a aquel lugar luego de haber visto un anuncio que bien pudo haber sido fraudulento. En ocasiones se preguntó si realmente no era toda una farsa pero el presidente de una compañía tan importante no iba a darle la cara y hacer todo aquello por algo falaz.

Se tomó el trabajo de buscar todo sobre Kim Namjoon en la red, sobre la compañía y cuando volvió a buscar sobre aquel sitio libremente no encontró el más mínimo rastro o pista. Sinceramente le dio muchas vueltas a todo el asunto pero no se sentía capaz de ofertarse ante sabría el ángel cuántos desconocidos.

Por sus temores y las palabras de su mejor amigo Hoseok cuando le contó todo, desistió de aquella absurda idea. Bien, al menos lo hizo hasta que no pudo continuar asistiendo a la universidad, una nueva cuenta llegó y todos le caían arriba para que pagase sus cuentas. Maldecía haber tomado créditos para pagar otros y endeudarse hasta el último pelo de su ceja.

Fue orillado a considerar esa salida que no era tan fácil como parecía. La estaba considerando pero el hecho de entregarle todo a un desconocido cuando ni siquiera había llegado hasta el final con su propia pareja era otro hecho agobiante. Ser vendido como un trozo de carne para que hicieran y deshicieran a su voluntad, resultaba tenebroso.

Si bien le explicaron que la seguridad estaba garantizada y que ninguno de los participantes en la subasta podía infligirle daños físicos o hacer algo más de lo establecido en los contratos, no lo terminaba de convencer. Sí, no podrían obligarlo a hacer cosas raras, actividades sadomasoquistas o golpear su cuerpo de alguna manera, solo podían llegar al coito anal pero no tendría la libertad de cancelarlo todo si se arrepentía.

Tendría que devolver no solo el dinero que pagaran por él, sino también una indemnización a la compañía por los daños. Una jodida trampa en la que no estaba dispuesto a entrar.

Introdujo la llave en la puerta suspirando para tranquilizarse y poner su mejor sonrisa. El ruido del televisor le indicó que estaba despierta en teoría porque bien podía haberse quedado dormida frente a este, algo que no sería una novedad.

Fue directamente a la cocina encontrándose todo patas para arriba, platos sucios en el fregadero y el refrigerador vacío. Restos de pan y otros alimentos sobre la mesa, el piso sucio. No comprendía cómo en dos días todo volvía a estar en ese deplorable estado.

Se quitó su abrigo para acomodarlo en la silla, remangó las mangas de su suéter y comenzó a recogerlo todo, escuchando vagamente lo que transmitían por el televisor. Una vez que la cocina estuvo en orden, caminó hacia la sala encontrándose a su madre con una botella de alcohol a medias sobre su regazo. Una gran hazaña que no se hubiera derramado cuando ella se había quedado dormida.

Tomó la botella en sus manos pero en ese momento fue detenido con varias quejas por otra mano. Elevó su mirada para encontrarse con esos apagados ojos que alguna vez brillaron.

— Sabes que no puedes beber alcohol, tus medicamentos en estos momentos son demasiado fuertes y podrías terminar matándote. — Comentó con suavidad tratando de retirar la bebida pero su madre arrebató la botella. — Mamá.

— De todas formas ya estoy muerta, ¿para qué seguir postergando lo inevitable? — Se expresó con despotismo empujándolo. — ¿Qué mierda haces aquí, Taehyung? Te dije claramente que no quería verte en mi casa. ¡Vete!

— Vamos para que tomes un baño, — ignoró como siempre sus palabras, ayudándola a levantarse — te prepararé algo delicioso para que puedas comer una vez que salgas del baño.

— ¡Suéltame, todavía no soy un jodido vegetal inservible! — Exclamó impeliéndolo nuevamente. El rubio cayó al suelo junto con la botella que se quebró y lo mojó. — No te necesito, deja de venir a donde no te quieren, desaparece de mi jodida vista de una vez.

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