Capítulo 8

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A la mañana siguiente cuando fue a su apartamento con Hoseok para recoger algunas cosas que necesitaban, el sonido de la puerta los sobresaltó. Se trataba del arrendatario exigiendo la renta que se le debía y, mismo si el pelirrojo alegó haber pagado tres meses con el dinero de su depósito, este pedía la renta de ese mes que aún no estaba paga.

— Odio a ese hombre. Es estresante. — Murmuró el pelirrojo yendo hacia el baño. — No hay toallas húmedas y tampoco papel.

— Se me olvidó reponerlas, es que casi nunca estamos aquí y al menos el papel prácticamente no lo usamos. Lo siento...— Se disculpó poniéndose en pie para alcanzarle un nuevo paquete de toallitas, riéndose del rostro del mayor sentado en el retrete.

— ¿Me dejarás defecar en paz sin que te estés burlando de mí? ¡Cierra la maldita puerta y vete! — Le gritó ignorando la risa del rubio. — A veces eres tan idiota, no pareces tener veinticinco años.

— Así me quieres...

— Taehyung, déjame cagar en paz.

— Tan vulgar.... — Se carcajeó e iba a molestarlo más pero el timbre de la puerta lo hizo salir. — Echa aromatizante cuando salgas. — Hoseok le lanzó una de las pantuflas y él salió corriendo. — ¿Pediste algo?

En la puerta estaban dos repartidores con una enorme caja, la pasaron al interior y tras firmar el recibo, se marcharon. Mientras desempacaba todo, la confusión se hizo presente pero no tenía que ser adivino para saber de parte de quién era. ¿Cómo es que Jungkook tenía su dirección? ¿Dónde quedó el no querer saber la dirección y datos personales del otro?

— Yo no he pedido nada... — Decía el mayor saliendo del baño. — ¿Qué es todo esto?

— Parece que el imbécil de Jeon Jungkook está haciendo una obra de caridad. — Comentó mostrándole todo el contenido.

Dentro de aquella caja vinieron cinco modelos de teléfonos diferente dentro de una caja más pequeña, junto a una nota. "No sé cuál prefieras pero deberías cambiar tu teléfono." Esos no fueron los únicos electrónicos que contenía aquel paquete. Un tablet como el que vio en aquella mansión también estaba incluido y dos modelos más que sí estaban en el mercado, de hecho, acababan de salir. Dos ordenadores, una bocina y varias tarjetas de memoria externas.

— ¡Vaya! — Exclamó Hoseok sentándose en el colchón para verlos todos. — Me imagino que se los devolverás.

— ¿Por qué lo haría? — El pelirrojo lo miró extrañado porque conociendo lo orgulloso que era Taehyung esperaba que quisiera devolverlos. — Nos quedaremos con lo que necesitamos y lo otro los venderemos, sacaremos más que la renta de este mes. Ya que no me han dado mi dinero, algo podemos ir resolviendo con esto.

— Te sacará en cara que aceptaste sus regalos.

— Me da igual, de todas formas me sacará en cara que pagó por mí y otras cosas más. ¿Qué es una raya más para el tigre? Me gusta este, ¿cuál quieres?

— Este...

Se repartieron uno de cada cosa que recibió y lo otro salieron a venderlo camino a casa de su madre. Al coincidir ambos en su día de descanso ese domingo, decidieron pasarlo junto Syohee.

La temperatura era fría pero mucho más aceptable que otras veces, el sol brillaba y por ello como pollitos se sentaron en el parque a tomar el sol. Comieron juntos en un restaurante y cuando se hizo evidente el agotamiento de la señora, regresaron a su casa.

— Me dijo tu mamá sobre lo ocurrido en el hospital... — Comentó Hoseok subiéndose a la cama. — ¿Todo eso es obra también de ese hombre? ¿No crees que es demasiado excesiva su forma de comportarse? ¿Qué es lo que realmente quiere? Si fuera tener sexo ya lo hubiera hecho, no entiendo que esté dilatando tanto las cosas.

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