Capítulo 39: Tendemos un trato.

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-Creo que tendré que dejarme de desmayar por todo- dije con una sonrisa en el rostro e incorporando me en la cama pero inmediatamente un dolor punzante se colocó en mi costado derecho por lo cual llevé mi mano ahí y me di cuenta al instante que tenía vendas cubriendo mis pechos y torso por completo.

-Mi luna ¿Estas bien?- preguntó mi chico preocupado parándose inmediatamente el costado de la cama donde se encontraban mirándome detenidamente.

-Claro ahora que estoy contigo y nunca me iré de tu lado todo está bien, por cierto ¿todo terminó bien?- pregunté a lo cual el asistian respuesta para luego darme un apasionado beso cosas que respondí gustosamente.

La puerta abierta de par en par dejando mover a una muy, muy maltratada Débora que para poder caminar se sujetaba de todo a su alrededor, detrás de ella venía Alex, Santhiago también Aishi y Federico todos juntos intentando impedir que entrara.

-Samantha- aún apenas caminando se dirigió a mí alterando Joaquín que sí se puso en posición de ataque -Gracias, no pude avisarte nada porque descubrió que vine y me torturó por día aún así lo has matado estoy completamente agradecida ahora cumpliré mi parte del trato, soy una mujer de palabra ya no habrá guerra entre ustedes y nosotros eso téngalo por seguro desde hoy te has ganado una fiel aliada y si quieres amiga- Así que en respuesta a su palabras para mí eran completamente honestas aunque le costase respirar mucho, sabía que los demonios tenían la habilidad de curarse rápidamente pero qué clase de tortura había hecho su propio hermano para que ella estuviera en ese estado tan deplorable.

-Sigo sin confiar totalmente en ti que no es tu culpa que tu hermano haya venido antes y ni que yo esté en esta posición así como tampoco es la mía que estés así, ambas tuvimos lo que quisimos y ahora tenemos un trato no habrá guerra entre nosotros, eso es todo- dije estirando mi hermano para que ya la tomaste y cerramos el trato al fin.

-Esta bien aún así si me necesitas siempre estaré aquí estoy en deuda- estrechar mi mano cerrando el trato y como la primera vez que la vi y desapareció ante mis ojos y los de todos los presentes con una gran sonrisa en el rostro.

Casada con un virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora