Capítulo 3: Infierno personal.

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La cena transcurrió normal, no dejaría que sospecharan nada hasta tener las respuestas eh pruebas que necesitaba.

-¿Todo bien?- pregunto Aishi una vez en nuestra casa.

-Lo mismo te pregunto, ¿todo bien con tu padre?- dije sonando más directa de lo que quería.

-¿Porqué preguntas?- preguntó con un tono seco, sin vida con el mismo que hablaba siempre que tocábamos algún tema de su padre.

Ella me dijo que su padre era un maldito bastardo, pero nunca me quiso contar el porqué, y como buena amiga que soy llegó un punto en que ya no insistí más ha petición de ella.

Sin importar que, Aishi siempre lo evitaba ni siquiera le dirigía la palabra si podía evitarlo en cenas, oh reuniones en las que tenía que tenía que presentarse por ser la única heredera.

Yo sabía que este tema era delicado para ella, pero las ganas de de arruinar la vida de Matthew eran más grandes.

Lo más irónico es que el mismo me había dicho como hacerlo, y con eso me vengaría de todo lo que le hizo a mi amiga, y por el chantaje que fue capaz de hacerme utilizando a su propia hija.

Que estúpido, si pensaba que el iba tener todo lo que quería, esto es el infierno y esta recién comenzando arder.

-Quiero saber si te ha tocado contra tu voluntad- dije directamente y sin rodeos, pero en ese momento su expresión cambió drásticamente como si una cubeta llena de agua congelada cayera sobre ella sin dejarla respirar.

-¿Q-que te hace pensar eso?- pregunto con un nerviosismo inigualable.

-Porque me ha chantajeado con unas fotos tuyas de Madrid mientras follabas, me dijo que si no hacía lo que el me pedía, se las daría a la prensa. Y para vengarme necesito, en serio necesitó que me cuentes que te ha hecho, sabes que siempre estaré para ti en todo momento, y te juro que estas fotos jamás saldrán ha la luz- dije mientras le pasaba la foto que había sacado del despacho como evidencia.

-Maldito bastardo, ¿realmente quieres saber que me hizo?- pregunto con lágrimas en los ojos.

-Soy tu mejor amiga, y no solo eso, eres como mi hermana, necesito saber que te hizo- dije mientras la abrazaba con tanta fuerza, tenía que dejarle en claro que pasara lo que pasara yo siempre estaría para ella.

-Esta bien, te contaré todo- dijo secándose las lágrimas -desde que tenía 9 años hasta los 13 pensé que el me quería, ¿quién le hace eso a una niña?, ¡Yo solo era una niña!, el me tocaba y me sacaba fotos desnuda, se masturbaba y eyaculaba en mi cuerpo, yo solo pensaba que era amor, si
al fin y al cabo soy adoptada- dijo sentada en el sofá con su cabeza entremedio de sus manos.

Casada con un virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora