Ya casi estamos, es por aquí-Aiden dobló una esquina y se detuvo en seco-Puedo sentir su presencia.
-¿Estás seguro?-pregunté frunciendo el ceño y echando una ojeada al lugar. Había un pequeño edificio más antiguo que el resto y parecía estar abandonado.
-Es una vampiresa. ¿Qué mejor lugar que un edificio abandonado para esconderse?-mi amigo dibujó una sonrisa burlona en su rostro-Cae de cajón, hay que usar más el coco Alan.
-Anda, anda, deja en paz al pobre chaval.-soltó Zack como si me estuviera defendiendo- Alan hace lo que puede, ten en cuenta que casi toda su atención la capta esa chica, no es nada fácil concentrarse.
Ambos ahogaron risillas traviesas.
-¡Chicos!-exclamé un poco molesto-¡Que no me gusta Elena! Solo me cae bien, eso es todo.-me crucé de brazos, indignado.
Aiden arqueó una ceja.
-¿Ah no? ¿Entonces...por qué te pones colorado al hablar de ella?-inquirió mirándome atentamente para ver mi reacción-¿Es algo normal no? Porque todos sabemos que cuando alguien nos cae bien nos ponemos nerviosos a más no poder cuando se menciona el nombre de esa persona.
Yo bufé por bajo, relajando mi respiración.
-Calla Aiden. Ya os lo he dicho. No me gusta.-él me miró como si yo no tuviera remedio pero no dijo nada, fue Zack el que habló.
-¿Esa de ahí no es Elena?-dijo señalando hacia atrás.
Yo me di la vuelta como un resorte con los ojos desorbitados y el pulso a cien. Aunque no entendí el por qué.
-¿Elena? ¿Dónde?-pregunté nervioso e intrigado pero la respuesta a mi pregunta llegó en forma de carcajadas por parte de mis dos amigos. Oh fantástico, se estaban riendo a mi costa-Muy gracioso chicos.-gruñí malhumorado y me dirigí hacia la entrada de ese edificio en ruinas con aspecto un tanto tenebroso en aquella tarde nublada.
-¡Venga ya Alan! ¿Ha tenido gracia o no?-dijo riendo con euforia mientras imitaba mi voz-¿Elena? ¿Dónde? ¿Dónde?-también imitó de forma exagerada mi reacción para después seguir riendo junto a Zack.
Yo puse los ojos en blanco, tratando de ignorarles.
-Sois unos completos idiotas.
Ellos se encogieron de hombros.
-Si tú lo dices...
La puerta de cristal de la entrada estaba cerrada, iba a destrozarla de un puñetazo pero Zack se me adelantó y, antes de que pudiera hacer nada le propinó una gran patada, solventando ese ligero contratiempo rápidamente. El obstáculo se rompió en mil pedazos de cristal y madera que se esparcieron en todas direcciones, dejándonos vía libre para entrar pero armando un buen jaleo.
-Muy bien, acabamos de decirle que estamos aquí.-musité negando con la cabeza mientras me adentraba.
-Se iba a enterar de todas formas-dijo Zack.
El interior era oscuro y frío, ideal para un vampiro. Numerosos pasillos surcaban el edificio y también había lo que en algún momento fueron aulas de clase. Pero en ese momento estaban hechas un asco con grandes cantidades de suciedad y polvo encima de las mesas y sillas desperdigadas por doquier, unas rotas y otras tiradas por el suelo y patas arriba.
Aquel lugar era enorme, tardaríamos mucho en recorrerlo, por lo que lo más conveniente sería separarse, así cubriríamos más terreno. Decidí llevar a cabo mi propuesta.
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Alan Heek y La Espada Mortal
Fantasy¿Qué pasaría si algún día descubrieses que eres capaz de controlar una poderosa magia que nunca antes nadie había podido controlar? Eso es lo que le sucede a Alan Heek, cuya percepción del sobrenatural mundo que le rodea cambiará por completo al dar...