Capítulo 31: La furia de Alan (I)

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Aviso: Este capítulo y los siguientes serán narrados exclusivamente en tercera persona hasta el 37.

-La misión de ayer fue un fracaso profesor Hook.-comentaba Aiden-.No sufrimos ningún tipo de ataque, pero no hay ni rastro de la Espada Mortal en los túneles subterráneos.

El profesor Hook se llevó una mano al mentón.

-Debería de estar ahí. ¿Estás seguro de que mirasteis en todos los sitios?

-Creo que si.

Zack gruñó.

-Si hubiese ido yo quizás la habríamos encontrado.-dijo con retintín-Mi olfato es muy bueno.

Aiden iba a replicarle pero Elena intervino antes.

-¿No se necesita a un elemental para extraerla? Aunque la hubieseis encontrado, no habríais podido hacer nada con ella.

No habían caído en eso.

-Es cierto, Elena.-djo el profesor llevándose una mano a la cabeza-Tienes razón. Hemos sido unos idiotas. Sin un elemental no podríamos haberla sacado de la piedra en la que está incrustada.

Zack puso los ojos en blanco pero en ese momento se le vino algo a la cabeza.

-A todo esto, ¿dónde está Alan?-todos se quedaron callados, intercambiando miradas. Nadie lo sabía.

-Yo lo vi hace un rato. Antes de tener esta reunión.-declaró Elena.-Pero no sé nada más. Quizás fue a dar una vuelta.

-Ya es muy tarde para dar una vuelta.-terció el profesor Hook-No habrá salido fuera de la barrera protectora, ¿verdad?

Fey, quien hasta ese momento no había hablado y se mantenía al margen de la conversación apoyado contra la pared con los brazos cruzados, levantó la mirada.

-¿No tenéis calor?

Todos se giraron en su dirección. Tenía razón. La temperatura había subido de golpe. Sin esperar ni un segundo más Elena abandonó la sala y salió corriendo al exterior tan sólo para toparse con una escena estremecedora. A su lado se posicionaron Aiden y su hermana y, un poco más atrás, Zack.

-Alan...

Alan se acercaba a ellos a paso rápido, con una expresión de ira que daba hasta miedo. Sus ojos brillaban y numerosas llamas recorrían su cuerpo. Pero lo que realmente les impactó fue su mirada. Una mirada asesina. Nunca lo habían visto así.

-¿Qué te ha pasado Alan?

-Ese maldito demonio...-murmuraba él sin parar. Los demás no se atrevían a acercarse demasiado. Fue Elena la que demostró su valentía. Ella no le temía.-¡Todo es culpa mía!

-¡Alan! ¡Respóndeme!-Elena elevó la voz y captó la atención del joven-¿Qué te ha ocurrido?

Él no se contuvo.

-¡Mark está muerto! Eso pasa.-su expresión facial cambió. Elena se dio cuenta. Estaba triste, estaba terriblemente triste y dolido.-Y todo es culpa mía.

Aiden y Zack enmudecieron.

-¿Mark ha muerto?

Alan no respondió. El fuego a su alrededor ganó fuerza. Las llamas se estaban manifestando acorde a sus sentimientos.

-¡Todo esto es culpa mía!

Elena trató de acercarse a él para consolarle y tranquilizarle. Sabía perfectamente lo que le estaba pasando a Alan.

-¿Por qué siempre te echas la culpa a ti mismo? No fue culpa tuya que muriera. No puedes estar en dos sitios a la vez.

-¡Si que fue culpa mía!-gritó él sobresaltándola. Sus ojos brillaban-¡Todo esto es por mi maldita culpa!

Alan Heek y La Espada MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora