Capítulo 25: Explicaciones

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Elena se apartó y observó a Mark con los ojos desorbitados. No se esperaba para nada lo que acababa de suceder.

-Mark...

El chico, al ver que ella se apartaba y lo miraba con confusión se convirtió en un manojo de nervios. Tampoco se esperaba ese resultado.

-Elena, lo siento. Yo no...-desvió su mirada hacia el borde del banco con los ojos abiertos como platos. Justo donde Elena tenía apoyada su mano derecha surgía una pequeña capa de escarcha y hielo. La chica siguió su mirada y apartó la mano rápidamente, haciendo que el hielo desapareciera. Ahora el que se hallaba en shock era el chico.

-Eso...¿lo has hecho tú?-preguntó el joven sin poder creerse lo que acababa de ver.

Ella se pasó una mano por la cabeza y suspiró.

-Mark, hay muchas cosas que no entiendes. Es muy difícil de asimilar, lo sé.-creó varios copos de nieve con sus manos y sopló, lanzándolos al aire.-Pero este mundo es muy distinto a como tú piensas que es. Si no te hemos dicho nada es por tu propio bien.

Él alzó las manos y trató de relajarse. Todo aquello era muy fuerte. ¿Elena era capaz de controlar el hielo? 

-Yo...necesito tiempo para procesar esto.-fue lo único que dijo y se dio media vuelta pero enseguida se giró de nuevo, aún le quedaba una cosa más por decir-Elena, respecto a lo de antes...lo siento mucho. No debí de hacerlo así. Yo...

Ella le miraba atentamente, esperando a ver lo que salía por la boca del chico.

-Continúa, no te cortes.-le apremió. Mark cerró los ojos un segundo y suspiró.

-Elena, yo siento algo por ti.-Lo había dicho. Las palabras indecibles. Aquello tan difícil de decir para cualquier ser humano. Sin embargo, temía haberlo dicho de forma demasiado repentina.

A la rubia se le secó la boca y se mareó un poco. Se agarró la cabeza con ambas manos y se masajeó un poco la sien, pensando en una posible respuesta para el chico que tenía a su lado. ¿Cómo decirle que ella no sentía lo mismo sin hacerle daño? ¿Sin herir sus sentimientos?

-Mark.-musitó con lentitud-Yo no sé, me caes muy bien, te tengo aprecio y te quiero. Pero no quiero tener nada contigo ahora mismo. No sé si me entiendes, creo que lo mejor es seguir siendo amigos, nada más.-Elena escogió las palabras cuidadosamente, procurando no hacerle daño alguno. Y si llegaba a hacérselo, que fuera el mínimo posible

Ella pudo ver como una sombra cruzaba los ojos del ojimarrón y se apresuró a disculparse rápidamente.

-Lo siento mucho, de veras. No quiero que te sientas mal.-se acercó hasta él y posó sus dos manos en sus mejillas, haciendo que la mirara.-Por favor, prométeme que no te pondrás triste. No podría soportarlo.

Él la miró durante unos segundos y asintió levemente. Pero a ella eso no le bastaba.

-¡Prométemelo!-cerró su mano derecha y extendió el dedo meñique-Promesa de meñique.

Mark sonrío un poco y repitió lo mismo que hizo ella.

-Prometido.-su sonrisa calmó a la chica y él comprendió que aunque no pudiera tener nada con ella, le llegaba con que fueran solo amigos.


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(Alan)

Resulta que Lisanna se había escabullido de la escuela para buscar "unas cosas" en su antigua casa, y, al escuchar ruidos fuera, decidió salir a comprobar su origen: Leo y yo. Leo, que por cierto, se había quedado en la entrada vigilando el perímetro por si se acercaba alguna amenaza.

Alan Heek y La Espada MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora