Capítulo 28: Los Hijos de la Noche

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Ni que decir que el camino se me hizo increíblemente largo. Estaba un poco nervioso, los vampiros nunca habían sido del todo de mi agrado-excepto Aiden claro está-y tenía la ligera impresión de que ellos tampoco se alegrarían mucho de verme, al fin y al cabo, yo había matado a una de ellos, aunque fuera una fugitiva. Los hombres lobo, por otra parte, siempre me habían tratado con modales y gracias a mi amigo Zack pude constatar que lo que me dijo Lara hacía ya varias noches era cierto: ellos iban a ayudarme.

Nada más emprender el camino me había dirigido hacia Elena tratando de controlar los nervios para decirle que teníamos que hablar después. Tenía que ponerla al corriente de lo que me había pasado con Mark. Por otro lado, mientras caminaba con mis dos amigos en la parte delantera del grupo conseguí darme cuenta de que Lisanna se mostraba un tanto esquiva conmigo, o eso me parecía a mi, por lo que, con una excusa barata dejé atrás a mis amigos y me acerqué a ella. Elena iba un poco por delante, lo suficiente como para no ser capaz de escuchar nada de lo que dijéramos.

-Te he notado un poco apagada.-dije jugueteando con los dedos de las manos creando pequeñas chispas de fuego-¿Te encuentras bien?

Ella dejó de mirar al suelo para mirarme a mi. Sonrió un poco.

-Si, estoy bien, no te preocupes. Es solo que...

-¿Es por lo de ayer?-la miré inquisitivamente.

-¿Qué? ¡No! Yo...-me pareció ver como se ruborizaba ligeramente-Ya sé que no pasa nada pero lo siento, joder, te juro que no era mi intención que pasara todo lo que pasó.

Yo le sonreí con ternura y le di unos golpecitos en el hombro.

-Y yo te vuelvo a repetir que no pasa nada, ambos nos sobrepasamos. No quiero que te culpes por eso, no es nada. Lo que ocurrió anoche entre nosotros dos fue lo que ya te dije, un desliz.

Una voz surgió de la nada, pillándome por sorpresa y haciendo que diera un pequeño salto.

-¿Qué ocurrió anoche?-Elena nos miraba a los dos con una mueca de curiosidad increíblemente adorable.

Vaya, si que había oído algo.

Yo le dediqué una sonrisa nerviosa. Lisanna, mientras tanto, se había quedado pálida y paralizada.

-¡Elena! ¡Que sorpresa! ¿No estabas hablando con Aiden y Zack?

Ella asintió enérgicamente.

-Exactamente, estaba, tú mismo lo has dicho. Pero os escuché hablar un poco alto y vine para ver si todo estaba bien. ¿Ocurrió algo anoche?-dijo ella y Lisanna y yo nos miramos durante un segundo.

-No, no-negué yo con la cabeza-. Sin novedad.

Una pequeña y repentina brisa revolvió un poco sus dorados cabellos. Ella sopló para quitarse un mechón de pelo de uno de sus ojos.

-Está bien, no os presionaré. Si no queréis decírmelo lo entiendo, son cosas vuestras, yo no me meteré.-dijo con lo que a mi me pareció un pequeño deje de molestia en su voz. No obstante, tenía una bonita sonrisa dibujada en su rostro.

Me observó durante unos segundos, como si me estuviera escaneando, pero finalmente se dio la vuelta y volvió con mis dos amigos unos metros por delante de nosotros. Lisanna y yo nos miramos.

-¿Crees que se habrá enfadado?

-Después hablaré con ella.-contesté mientras continuaba jugando con mis manos-Tú estate tranquila.

-Oye, ¿y Leo?-preguntó tratando de buscarlo con la mirada.

Yo suspiré profundamente.

-Cuidando de Mark. Me quedo más tranquilo así.

Alan Heek y La Espada MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora