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La carta llego a manos de Hürrem quien junto a Dilruba fueron donde Alibey. Ambas estaban nerviosas porque si descubrían el lugar, estarían perdidas.

"Sumbül, entregarlas y vete" Hürrem extendió su mano.

"Parece ser algo importante" las miro.

"Son los documentos que la Sultana Mahidevran dejó. Esto ayudará mucho a mi madre, por fin podremos sacarlas de ahí" Dilruba leía el libro.

"Es el fin de Mustafa" Hürrem sonrió.

"Vaya que si" Dilruba mencionó sorprendida.

Hürrem tomó el libro, era el diario de Mahidevran. Ahí mencionaba que Mustafa no era hijo del fallecido sultán Süleyman si no que era su sobrino ya que ella se embarazo del príncipe mayor. Mustafa era un príncipe, pero no era el legítimo al trono. Sonrió con un enorme brillo en sus ojos, miró a ambos.

"Debemos prepararnos para la muerte del sultán" mencionó.

Sumbül salió de ahí, encontrándose de frente a Raziye.

"Vaya, así que aquí te encuentras con Hürrem" quizo entrar.

"La verdad es que no, Sumbül viene a visitarme de vez en cuando" Dilruba salió, "Vivo aquí desde que capturaron a mi madre.

"Supongo que sabes donde se encuentran tus hermanos"

"No, y aun lo supiera no cometería el error de delatarlos"

"Si no me lo dices, voy a matarte"

"Tu morirás aquí antes de tocarme, no olvides que no estás en el palacio. Tu precensia aquí provocará tu muerte" miró a todos, "Solo debo gritar quien eres"

Raziye se asustó, giro en su eje y se fue.

...

Tras dos meses de planeación, el sultán por fin se había ido de campaña. Había desistido de buscar a sus hermanos, su trono ya no corría peligro. Sin embargo el no sabía que todo el ejército, el ulema y demás estaban enterados que el no era el hijo de Süleyman. Y tenían entendedio que su majestad no volvería de esa campaña. Hürrem había sido muy explícita al saber que durante esta, su amada seria ejecutada.

"Ibrahim, quiero que vayas al palacio y traigas a la Sultana Aasiyah hasta aquí" el pasha asintió.

Lucho con fuerza y fieresa para recuperar Bagdad. El quería ser reconocido en el mundo. Los días pasaban y poco a poco conquistaban el lugar, durante una tarde lluviosa, la Sultana Alev llegaba a la tienda del sultán.  Todos hicieron reverencia, Ibrahim no entendía porque lo hacían, ella había sido denigrada.

"Aquí estoy majestad" dijo la mujer frente a su hijo.

"No quería hacer esto pero tu me obligas" la miró, "Se que sabes donde están tu hijos, pero si ellos no viene a buscarte. Lo harán cuando sepan que has sido ejecutada"

Los verdugos estaban fuera de la Tienda, Mustafa pensaba que le quitarían la vida a la mujer que lo crió. Fue su gran amor hacia ella que dudaba mucho sobre si ejecución, pero su hermana tenía razón. Los príncipes saldrían a vengarla.

"Yo no voy a morir. No lo haré hasta verte pagar todo lo que has hecho. Me traicionaste a mi, que te crié y te di mi amor" miro a su hijo, "Te entregue el trono sabiendo que no eras hijo del sultán" Mustafa la miró.

"Se que lo sabes" se acercó, "Realmente lamento todo Mustafa" acarició el rostro de su hijo, lo abrazo " Te amo hijo"

Mustafa no entendía bien lo que sucedía, pero dejo que su amada madre lo abrazara.

"Y realmente va dolerme mucho tu muerte" abrió sus ojos. Alejo a la mujer. " Aghas"

Miró entrar a los verdugos, lucho por su vida, habló a sus guardias pero nadie atendió su llamado. Los aghas no podían contra el.

"¡Háganlo rápido!" gritó la mujer.

"¡Madre! Soy tu hijo" Mustafa llamo, "Por favor"

La mujer ignoro el llamado, cuando observó que lo tomaron con fuerza y la soga se posaba en el cuello de su hijo, se giro. No se creía capaz de ver morir a su amado hijo.

"Ma..dre....no...no..lo..hagas" se oían cortadas las palabras de quien llamo hijo muchos años, "Soy... Tu... Hijo..." escucho un sordo sonido, una mano de su hijo había tocado su tobillo.

Se giro para ver el cuerpo sin vida de su querido hijo. Ella no quería hacerlo pero cuando supo que el la ejecutaría, no podía permitirlo y para evitarlo quién debía morir era su hijo.

El rostro pálido del sultán le daba escalofrío, expulsó a los verdugos fuera de la tienda, se agachó para abrazar a Mustafa, lo hizo exactamente como lo había hecho la primera vez que lo abrazó. Las lágrimas bajaron por sus orbes azules.

"Lo siento tanto hijo" susurraba en su oído.

El dolor y las palabras de su hijo resonaban mucho en su mente. Escuchar como el aliento de vida abandonaba a su hijo le dolía, grito el nombre de Mustafa. Todo el campamento de campaña escucho, temblaron cuando oyeron el grito ensordecedor de la mujer. Tras un tiempo, aghas salieron con el cuerpo del sultán en una camilla digna de un monarca. Todos llevaron su puño al corazón y levantaron plegarias. En otras circunstancias no lo habrían permitido pero el sultán había ejecutado a su santidad y eso no quedaría impune.

La Sultana estaba sentada en el trono, su corazón estaba destrozado tras lo que había hecho. Ibrahim fue capturado, llamó al comandante en jefe.

"Mi sultana"  se inclino.

"Regresaremos a la capital y dirán que el sultán murió en batalla"

"Como lo ordené, pero ¿quien tomará el trono?"

"Como saben, Selim no es el príncipe mayor, Murad tomará el trono que le corresponde como hijo legítimo" lo miró, "Me llevarán de vuelta al palacio, estaré en el calabozo hasta que ustedes lleguen. Le darán la noticia a Raziye cinco días después de mi regreso".

"¿Como conservaremos el cuerpo del sultán?" cuestionó.

"Lo meterán en una tina y la llenarán de hielo. De esa forma el cuerpo va a conservarse" lo miró, "Cuando llegues con el cuerpo del sultán, me sacarás del calabozo y en ese momento iremos por mis príncipes" sonrió.


 Ottoman EmpireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora