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La gloria del imperio crecía cada día más. El pueblo estaba realmente contento con las decisiones de la visir del imperio y por su puesto del apoyo que el sultán daba.  Mihrimah y Hürrem daban un paseo en compañía de Gülfem.

"Selim ya está en edad de tener un harem para él" decía la rusa.

"He hablado sobre el harem de los príncipes con el sultán, parece que lo acepto porque me ordenó comenzar a enviar una concubina a mis hermanos mientras les preparo su harem"

"Selim es el mayor ahora, quisiera que comience a enviar concubinas a mi príncipe"

"¿A quien tienes en mente?" la miró.

"Sanavber se ve que es una buena muchacha y....

"¿Puedo recomendar a alguna?" ambas asintieron," Es una mujer a la cual tienen mucha confianza. Firuze sin duda es la ideal para el príncipe "

" Tienes razón, ella es muy amable y sobre todo muy leal con nosotras" dijo Hürrem, "Preparemos a Firuze para mi hijo" sonrieron.

La lluvia de la tormenta estaba comenzando. Gülfem había hecho la brecha que necesitaban Hatice y Şah para destruir la confianza y el amor entre Hürrem y Alev. Ambas sultanas las miraban desde el balcón de la madre sultana. Gülfem las miró con una sonrisa.

"La tomerta comienza destarse. Prepárate para volver al palacio" le dijo a su hermana.

"La verdad quiero quedarme en mi palacio por respeto a Ibrahim"

"Como quieras" entro al palacio.

....

Por la noche Sumbül estaba en la búsqueda de Firuze pues la enviarían al príncipe. No la encontraba en ninguna parte porque ella estaba preparándose para visitar a Alev.

"Por Alláh señorita, la Sultana Hürrem te está buscando" le dijo a la chica que se encontraba en la habitación contigua a la del sultán.

"¿Quiere verme? ¿Pará qué?" dijo con nerviosismo, el la miró.

"¡Vaya! Qué bien que te hayas preparado" le sonrió.

Firuze no sabía porque la sultana la estaba llamándola. Aún debía ir a los aposentos de la madre sultana. Su corazón latía frenéticamente por el nervio y la curiosidad.

"Es una gran sorpresa, estas por tocar la gloria" le dijo.

"Me preguntó para que me llama" le medio sonrió.

"Será lo mejor que te pueda pasar en la vida" entraron a la habitación de Hürrem.

"Sultana" se inclino, "¿Me llamó?"

"Firuze, por la confianza que te haz ganado y la lealtad que demostraste. Hoy te elegí para visitar a mi príncipe esta noche, no me decepciones" sonrió.

"No puedo" inmediatamente negó.

"¿Porque no puedes?" Hürrem borró su sonrisa.

"No puedo visitar al príncipe porque... Yo soy la favorita de la sultana madre" confesó.

"¿Que dijiste?" Hürrem la miró con seriedad.

"Yo soy la mujer que usted y la sultana Mihrimah buscan" dijo mirándola a los ojos, "No puedo estar con él príncipe porque yo soy la mujer de la madre"

"Déjenme sola con ella" ordenó a sus criadas. Las chicas obedecieron. "¿Así que eres tú? Mira que nunca sospeche de ti"

"Lo siento"

"Yo te rescate, estaba atada y sufriendo ¿lo recuerdas?" le gritó, "Tuve misericordia de ti ¿y así es como me pagas?"

"De verdad lo siento, usted fue tan buena conmigo que decidí ser fiel a usted" no dejo de mirarla, "Pero cuando conocí a la sultana todo cambio. Nadie sabía que esto sucedería, es un juego del destino"

"¿Juego del destino?" apenas sonrió.

"De cualquier forma no estoy aquí para llorar ni rogar misericordia o perdón. Puede hacer lo que quiera conmigo porque yo no tengo el poder que usted tiene" Firuze dijo firme, "Pero logré pisotear su orgullo ya que estoy en el corazón de la sultana y eso ni usted puede cambiarlo" un golpe en su cara la calló.

"Puedo hacerlo, porque quizás estés en su corazón. Nada cambia que yo soy el corazón de esa mujer, nadie puede extraerme del mismo" se paro frente a ella.

"Haga lo que quiera. Yo me aferrare al amor que siento hacia mí señora" eso hizo enfurece a Hürrem.

Ella sabía muy bien que una mujer puede lograr cualquier cosa por amor. Firuze acaba de declararle la guerra con esas palabras, Hürrem por primera vez había encontrado una enemiga con el potencial de destruirla por lo que debía moverse rápido.

"¿A quién demonios puede importarle tu amor?" le gritó mientras la tomaba del cuello, "Eres una maldita serpiente despiadada. Voy a matarte con mis propias manos hasta ayer que no quede ni rastro de tu existencia" apretaba fuerte.

El oxígeno en los pulmones de Firuze estaba agotandose, Mihrimah entró a los aposentos sin aviso. Miró la escena confundida, Hürrem soltó de inmediato a Firuze.

"¿Qué sucede?" Hürrem la miró con ojos cristalinos.

Jalo a la chica del brazo, abrió la puerta. Afife estaba asustada al ver la furia en el rostro de la sultana.

"Llevate está porquería de aquí. Escondela dónde quieras pero no cambia lo que se ahora, terminaré con ella y después de eso, tu vas a rogar por tu muerte" la amenazó, "Todos en este maldito lugar están en mi contra y eso ya me tiene harta. Van a pagar uno a uno todo lo que me ha sucedido" les gritó para cerrar la puerta en su cara justo cuando sacaban a Firuze con prisa.

Mihrimah estaba sentada esperando una explicación, no se había metido a interceder por Firuze ya que parecía haber cometido un gran error.

"Lo siento sultana pero no estoy de humor ahora"

"No me importa si estas de buen humor o no. Quiero una explicación ahora" ordeno.

"Firuze es la favorita de tu madre" le dijo, "Se escondió cuál rata en un ollo del cual nunca sospechariamos" habló.

"Tenía la sospecha ya que la vi en varias ocasiones con mi madre, más nunca me atreví a investigar sobre ello" confesó, "Te daré la libertad de hacer lo que quieras con ella. Al traicionarte me traicionó a mi y yo no perdono traiciones" dijo.

Mihrimah se fue. Hürrem tomó asiento frente a sus criados. Firial y Sumbül estaban platicando.

"Está en nuestras narices y no nos dimos cuenta. Que vergüenza" dijo.

"Eso explica sus desapariciones"

"¿Qué haremos? ¿Qué ordenará respecto a ella?" miraron expectantes a Hürrem.

La risa se levantó. Camino rumbo a los aposentos de Alev, había sido mucha presión en su corazón que dolía. Pequeñas lágrimas descendieron hasta su barbilla. Entró sin aviso a la habitación de la madre encontrando ahí a Firuze llorando en los brazos de la mujer que amaba.

"¡Hürrem!" le gritó la madre sultana.

La pelirroja la ignoró por completo al ver que a pesar de su precensia, Alev siguió consolado a Firuze. Cayó en seco al suelo. Todo se volvió oscuro en su cabeza.

 Ottoman EmpireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora