Continuación de Viaje en el tiempo.
"Me convertí en la sultana más poderosa que haya existido jamás. "
Yo fui, soy y siempre seré Alev Aasiyah Sultan, la única mujer que gobernó el imperio otomano como el sultán del mundo.
Al parecer el tiempo que ya llevaba sin Hürrem le había dejado un gran hueco. Decidió tomar su rumbo y dejar ir a Hürrem pues no habían noticias ni un indicio de donde podría estar, quizás ya murió y su cuerpo había sido arrojado al mar. Nadie sabe.
"Sultana escuche que hay disturbios en Amasya, al parecer el príncipe Osman implementó una ley sobre el tabaco, nadie está de acuerdo con la prohibición de esto"
"Mi hijo está llevándose poco a poco la soga al cuello" levantó una ceja, "Nadie puede detener su destino ni siquiera yo que soy su madre" se levantó.
"¿Visitará la mezquita el día de hoy?" cuestionó Bülbül.
"No, de hecho quiero ir al pueblo" dijo con una pequeña sonrisa, "Hace mucho tiempo que mi gente no ve mi rostro, ya tengo que salir y seguir adelante"
"Sultana, el pueblo está agradecido con los hospitales que están en construcción" sonrió.
"Eso apenas es el comienzo, en el consejo daré mi nueva ley" lo miro, "Las mujeres del imperio comenzarán a tener derecho y para ello me dedique a escribir las leyes que protegen y benefician a cada una de ellas" lo miró.
"Está prohibido" dijo.
"Está prohibido pero sin las mujeres este imperio no habría crecido, gracias a la esposa del sultán Osman I es que este imperio se volvió sólido"
"Usted es la sabia aquí mi sultana"
En la visita al pueblo, Alev llevó comida y ropa para los más necesitados. Amaba al pueblo y por ello era muy generosa con el. Había construido hospitales, baños públicos y prontamente haría más cosas. Alguno comenzaban a llamarla La sultana de lágrimas, La sultana maldita, La sultana sin hijos, La sultana triste. Muchos títulos y apodos se ganó tras ir perdiendo a sus hijos poco a poco, primero Mehmed, después Ahmed, Murad y Dilruba, cuatro hijos perdió sin contar a Mustafa a quien ejecutó por el bienestar de sus propios hijos.
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Se reunió con el Consejo, emitiría un decreto real que daría vuelta y realce al imperio. Todos los paşhas estaban intrigados con el decreto que estarían por oír.
"Sultana, nos tiene intrigados con su nuevo decreto" dijo sin mirarla directamente al rostro.
"Este es mi más reciente decreto, quien se niegue a realizarlo su cabeza estará colgada en los pilares de mi palacio" sonrió, "Muy bien, escuchen con atención; — Hoy 29 de agosto, ordenó la construcción de escuelas especiales para las niñas y señoritas del imperio. Por lo que hago acreedoras de los siguientes derechos; ×Tienen el derecho de levantas o acusar a cualquier hombre que las acose. ×Recibirán educación gratuita en las diferentes escuelas que se pondrán a la disposición del pueblo. ×Ningún hombre podrá golpearla o insultarla porque ameritará una sanción o en el caso de ser muy grave, la muerte será su castigo. ×Todas las esposas e hijas de los funcionarios importantes del estado tiene el derecho de la opinión en el consejo y decisiones de los mismos. ×Las mujeres tienen derecho a recibir un empleo sólo a las que son solteras o madres sin un hombre que las apoye. ×Las tropas del estado aceptarán mujeres reclutas para formar un cuerpo militar sólo por mujeres. ×Algunas mujeres tendrán el honor de ocupar algún cargo público como ser jueza, militar, autoridad religiosa, médica o maestra.
Estos serán los derechos de la mujer, otorgó estos derechos debido a la poca importancia que las mujeres tenemos en esta época dado que somos las más importantes porque sin nosotras ninguno estaría donde esta ahora".
Los paşhas estaban sorprendidos pero sí la sultana lo veía favorable para el crecimiento y desarrollo del imperio por supuesto que lo implementarán. Al término del consejo, Rustem se acercó a su suegra.
"Rustem, quiero que tú personalmente se haga cargo de esto" el hombre asintió.
"Quiero que halla aghas que trabajen como guardias de estas escuelas" dijo y se fue.
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Mihrimah esperaba a su madre en sus aposentos, estaba feliz de darle una buena noticia después de tanto tiempo.
"¿Que haces aquí?" la miro después de sentarse.
"Es sobre la sultana Hürrem" dijo.
"¿La encontraron?" se levantó con un brillo de esperanza.
"No pero ahora sabemos que está viva" los ojos de la mujer se cristalizaron.
"Ya basta Mihrimah, ya me resigne a la usencia de mi esposa" dijo.
"Pero madre...
"¡Ya basta! " grito, la agonía se notaba en su rostro, " Hürrem no volverá, mi esposa fue alejada y quizás asesinada. Debo dejarla ir y seguir adelante" susurro.
"Madre ella vive, la encontraré no importa que tenga que hacer" miro a su madre derrumbarse. Voy a traer de vuelta la alegría a tu vida madre, tus ojos y mirada volverán a brillar de felicidad, lo juro.