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¡Muerte por amor!

Ayşe miraba a su hija mayor con ya 12 años próxima a los 13. Y su más pequeña hija de tres años, lágrimas bajaban pues no sabía cómo despedirse ni llenarlas de bendiciones. Se lamentaba por ser una madre que no podía aferrarse a sus hijas y olvidar al hombre que ama. Su decisión ya había sido tomada, solo esperaba la llegada del sultán. Beso la frente de sus hijas por última vez.

"¿A donde vas, madre?" Esmehan la miró.

"Atenderé un asunto con su majestad antes de irnos, no te preocupes ya regreso" dijo conteniendo su tristeza.

"Pero el sultán debe estar celebrando su boda"

"Solo nos tomará un momento" le sonrió apenas, "Cuida de tu hermana y no la dejes sola ni un momento, ¿lo prometes?"

"Suenas cómo si no fueras a volver"

"Pará nada" acarició su rostro y la abrazo, "Mamá volverá con ustedes, no vamos a separarnos" que mentirosa se sentía.

"Bueno, aquí te esperaremos" sus dos pequeñas hijas sonrieron.

La sultana salió de ahí, pego su frente a la puerta y sollozo.

"Perdoname Esmehan, no voy a volver esta vez" susurro.

Limpio sus lágrimas y comenzó su caminata hacia los aposentos de su majestad el sultán. Entró a estos y espero. La puerta se abrió dejando ver a un hombre muy guapo, ambos sonrieron.

"Pensé que no vendrías"

"Jamás te traicionaria Ayşe" beso sus labios.

"Te amo Murad, no podría verte con esa mujer" dijo cerca de los labios ajenos.

"Te elegí a ti, y si no eres tú" tomo su bebida.

"No será nadie" alzó el vaso.

Ambos bebieron al mismo tiempo, en ambos vasos había la misma cantidad de veneno que haría efecto en el mismo tiempo.

...

La madre sultana miraba la puerta mientras las chicas bailaban y entregaban comida, se le hacía muy raro que Murad no se presentará aún, comenzaba a preocuparse.

La pequeña Esmehan entró junto a su hermanita, parecía que buscaban a alguien. Se acercaron hasta la madre sultana quien las abrazo solo tenerlas frente a ella.

"¿Que hacen aquí" les sonrió.

"Esperamos a nuestra madre"

"¿No estaban con ella"

"Si lo estábamos pero dijo que debía atender un asunto con el sultán"

"¿Que Asunto?"

"No dijo nada más, parecía nerviosa" Esmehan miró a su abuela, "Sonaba cómo si no fuer a volver"

La madre se levante preocupada. Emprendio camino hacia los aposentos de Murad, ¿era posible que hallan huido?

...
El sultán y Ayşe se sentaron en la cama. Beso su frente y le dijo unas hermosas palabras.

"No hay nada como tú en todo el universo, nada, ni el sol, ni la luna, nada.
La belleza es como un anillo que llevas en tu dedo, eres la sultana de mi mente y de mi alma, si este amor que siento fuera considerado pecado continuaría pecando, porque no puedo vivir sin el pecado de tu amor.
Mis lágrimas han crecido hasta convertirse en un mar que te rodea amor mío, ¿cómo podría navegar por sus costas cuando cada ola me devuelve a ti?
La gente que cree que el sultán no llora pero derramó lágrimas como ríos.
No es mi culpa, porque es el amor que tiene a mi corazón en llamas. He elegido a la reina de mi corazón y estoy dispuesto a dejar mi corona por ella para así convertirme en tú esclavo"

Ayşe comenzó a sentir sus el efecto del veveno, el oxígeno en sus pulmones comenzaba a faltar, Murad comenzaba a sentir lo mismo. Lafalta de oxígeno los llevó a abrazarse en la cama. Se besaron por última vez antes de que su último aliento abandonará sus cuerpos. El amor entre ellos no podía ser posible, no había oportunidad en ello. El amor es quien también los unió para su próxima vida, ese amor tan apasionado y fuerte que sentían el uno por el otro no terminaría en esta muerte. Alláh les tenía preparado otra oportunidad en la que sería su siguiente vida.

La madre sultana entró, miró el cuerpo de los enamorados. Con enojo camino con el afán de separarlos, al hacerlo noto que ninguno se movía ni respiraba, su corazón se detuvo un momento al ver que su hijo se había suicidado junto al amor de su vida. Entregó su vida por amor al igual que lo hizo Ayşe.

"¡Murad!" el grito desgarrador se oyó hasta el harem, "No mi hijo" abrazo el cuerpo de su hijo con fuerza. "¿Que hiciste?" lloraba.

Aveces no es la vida ni el destino quien no te permite estar con la persona que amas, aveces es su familia, aveces somos nosotros mismos. Nos metemos a la cabeza que esa persona estaría mejor sin nosotros y la abandonamos, no luchamos y nos rendimos. Alláh prometió dar la oportunidad que se merecen en otra vida.

 Ottoman EmpireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora