Continuación de Viaje en el tiempo.
"Me convertí en la sultana más poderosa que haya existido jamás. "
Yo fui, soy y siempre seré Alev Aasiyah Sultan, la única mujer que gobernó el imperio otomano como el sultán del mundo.
El tiempo había pasado y Nurbanu se había convertido en madre de un precioso príncipe. Ese nacimiento había traído felicidad al palacio entre la agonía que todos vivían tras la desaparición de Hürrem. La sultana gobernante quería visitar al nuevo príncipe en compañía de sus dos nietas que habían quedado sin su madre.
"Sultana, oí que la Sultana Nurbanu disminuyó el ingreso de vino y alcohol al palacio de manisa" informó su criado.
"Nurbanu" saboreo el nombre, "¿Cómo es esa mujer? Platicame de ella"
"Dicen que ella es muy hermosa, su cabello negro, tan negro como el de usted. Su piel brilla como la luna y su sonrisa ilumina como el sol"
"¿Qué es esa cursileria?" gritó, "No había escuchado algo tan ridículo como eso"
"No olvide que usted también proclama ridiculeces a Hürrem" inmediatamente se dio una palmada mental. "Lo siento mucho Sultana"
"Mi Hürrem sigue sin aparecer" mencio triste y decaída, "Osman dice que quizás su cuerpo fue arrojado al mar" los ojos de la Sultana estaban cristalizados.
"La sultana Hürrem está viva" afirmó, "No pierda esa fe y utilice su buena comunicación con Alláh, estoy seguro que el responderá a sus súplicas"
"Hemos orado y suplicando durante casi un año Bülbül" salió a la terraza, "Mi corazón anhela su regreso"
La puerta de los aposentos imperiales se abrieron, Fatma entró.
"Su caballo está listo" informó, "Pero aún sigo pensando en que debería usar su carruaje"
"No sería un buen viaje sin mi esposa" dijo mientras salía de su habitación.
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Nadie aviso al palacio de Manisa que el sultán iría a visitarlos, sería una visita sorpresa para ellos quienes no los esperaban. El pequeño Murad dormía mientras su madre visitaba el harem.
"Atención, la Sultana Nurbanu" grito su agha.
Todas se levantaron a excepción de Dilşah, ella aún se negaba a servir a y respetar a la nueva Sultana y esposa de su aleza, el príncipe Selim.
"¿Quién te crees que eres para no levantarte y bajar la cabeza ante mi presencia" miró fijamente a la rubia.
"Soy Dilşah la favorita de su alteza y próximamente Sultana" sonrió.
"Kanfedah" la kalfa se acercó, "Azoten sus pies cincuenta veces y luego háganla caminar sobre las cenizas calientes de las chimeneas" no mostró ninguna sonrisa, "Que aprenda su lugar en este palacio"
Las demás mujeres se preocuparon peor cuando vieron que la rubia se había lanzado a la Sultana, todas lo hicieron. Eran más que los aghas y las kalfas, entre la pelea por rescatar a Nurbanu, una mujer de porte elegante observaba el alboroto desde la puerta del harem. Miraba como todas se habían unido para atacar a Nurbanu quien curiosamente su voz parecía mucho a la de Shirly.
"¿Las detengo Sultana?" cuestionó Bülbül.
"No, déjalas que sigan" miro a Fatma, "Avisa a Selim que estoy aquí" la mujer partió a los aposentos del príncipe. "¿Quién eres Nurbanu?"
Todas las mujeres seguían hasta que Kanfedah miro la puerta, inmediatamente se irguió y gritó.
"Silencio" no hicieron caso pero la Sultana miró a su amigo.
"¡Atención, la Sultana Aasi...
"Eres una prostituta y una prostituta serás siempre" le grito la rubia a la azabache.
"¿Quién eres para hablarle de esa forma a una Sultana?" todas se giraron con temor al escuchar esa voz fría.
"Sultana" todas bajaron la cabeza avergonzadas.
"Esa mujer no es cualquier Sultana, Nurbanu es mi hija Shirly y es una Sultana de sangre no política" les grito a todas, "Tendrán que tratarla bien de ahora en adelante si no quieren que su cabeza ruede"
"Lo lamentamos Sultana"
"Kanfedah quiero que Azoten sus pies con una barra metálica caliente y luego la harás caminar sobre vidrios rotos" dijo, "Cortaras su cabello como si fuera una pecadora y la pasearas por el palacio anunciando; ¡Este es el castigo a una sin vergüenza!"
Todas temblaron pues eso era mucho sufrimiento, no creían capaz a Dilşah de soportar tanto dolor. Todas presenciaron el castigo, sin duda se alegraba de que a ellas no las habían castigado.
" No les den la comida ni la cena a nadie de estas mujeres" dijo Nurbanu, "Atenderé al sultán con el príncipe y que nadie moleste" se fue.
