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La chica termino de alistar su mochila y miró sus manos, le temblaban, eran los nervios, hoy era el gran día, primeramente acomodo un poco su cabello castaño claro que se confundía con rojo. Incluso se arregló un poco la cara adornando las largas pestañas rizadas que había heredado de su madre y el delineado de su padre, tomó la ropa que había preparado, un chaleco de la arena de cuello de tonos grises, debajo una remera mangalarga que iba unido a sus guantes sin dedos, de la parte de abajo un short ajustado negro, su bandana a su muslo izquierdo y sus sandalias de shinobi, miró la caja pequeña que le había regalado su abuelo, sacando de su interior la máscara con cuello poniéndosela, estaba lista. Bajó a gran velocidad las gradas hasta el comedor, donde se encontró con toda su familia, su madre rio de verla con la máscara porque su hija hacía caras extrañas ya que le molestaba.

-Le dije al abuelo que no te gustaría.-Dijo su madre bajándosela para que comenzara a comer su cena.

-No Es que no me guste, además. Tu usabas una y la usaste hasta hace poco...

-Yo la he usado desde que tengo memoria, te sirve para que no te reconozcan pero... con el tiempo deja de funcionar.

-Hmmm, recuerdo que amabas usarla hasta que hiciste una apuesta con Kankurō-Recordó su esposo el antaño, a pesar de no verle la mitad de la cara era hermosa...-Te ves igual a tu madre en ese entonces-Le dijo, su hija le agradeció. Shinki estaba callado, lo cual era normal pero... no tanto. Su hermana lo noto.

-¿Que sucede? ¿No te gusta?

-Te ves igual que siempre-La pelirroja giro los ojos y lo dejo tranquilo.

Por otra parte el estaba en su constante batalla interna respecto a lo de Konoha, no entendía la fascinación de sus padres hacia esa aldea, tal vez su madre por haber nacido ahí... su padre únicamente por sus lazos y su hermana sólo por devoción, a pesar de que con su abuelo hayan pasado días fantásticos y bastante agradables no podía ceder así de fácil... era estúpido. La Kunai especial a su bolso le pesó, negó con la cabeza, claro que había excepciones, pocas pero las había. Aunque igual no se dejaría vencer por aquella aldea o ninguna otra.

-Bueno, terminen rápido, los acompañaré a la estación.

-¡Ya llegue! ¡Ya llegue! No desesperen.-Kankurō entro a escena cambiando y listo.

-La verdad no te esperaba-Hablo la castaña para molestarlo este la miró con enfado y la despeino molestando-Idiota. No me hagas eso.

-Si tu no siguieras molestando como cuando éramos jóvenes sería diferente.

-Kankurō. Déjala-Advirtió su hermano, este bufó; su esposa era intocable quien sea que se atreviera a hablar de ella o contra ella... le causó un escalofrío. Al igual que con su hija, por eso estaba feliz de contar con Shinki, así protegía a ambas.

Terminaron de comer y los menores subieron a sus habitaciones para sacar sus cosas, la chica aprovechó de sacarse la máscara, ¿como andaban con eso todo el día? Tomó su bolso y camino al lado de su hermano que admiraba el suelo pensativo. Ya estaba con el chaleco de los de la arena, la pintura a su cara y su infaltable capa. Ella lo empujó obligando a mirarla. Ni bien lo hizo levantó una pared de arena entre ambos para evitar que ella lo mirara.

-No me gusta que entres en mi mente, Kata. Detente.-Advirtió el mayor, ella bufó desactivando el sharingan.

-No me puedes mandar asi... solo eres unos meses mayor-El se volteo tirando un poco de su arena sobre su cabeza por molestar.

-Eso significa que igualmente soy mayor.-Cuando lo dijo siguió su camino haciendo reír a su hermana, le gustaba que solo ella conociera ese lado tan encerrado suyo. Fueron hasta el exterior donde encontraron a Yodo, el "equipo Shinki" estaba reunido y Junto con sus padres y tío fueron a la estación del metro. Yodo muy ajena a todo como siempre pero bastante amena a ambos hermanos. Estaba con su ropa de combate y su cara igualmente maquillada con unas sombras a los ojos color escarlata que se parecían a las "ojeras" de Kata y Gaara.

El Legado Sabaku No;                     Gaara's DaughterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora