Observé por la ventanilla del taxi a los peatones de la ciudad de Madrid. Las calles del centro siempre estaban a reventar de personas, caminando siempre con prisas. En ese momento me pregunté si alguna vez vería a alguien pasear por la calle tranquilamente, sin tener prisa por que pase el tiempo y no aprovecharlo. Seguramente si viajase a otra ciudad o alguna civilización donde no existan los relojes.
No transcurrieron muchos segundos más hasta que el conductor me advirtió que ya habíamos llegado a las naves donde grabábamos el programa de Tronistas y Pretendientas. Antes de ir a la sala de caracterización, me dirigí a la cafetería a tomarme un café. Cosa que en realidad no era una buena idea, por qué el café era un excitante y la idea de volver a ver a Axel siempre me ponía nerviosa. ¡Pero de perdidos al río! Me apetecía un café y me iba a tomar uno.
De camino a la sala donde estaba el catering y una máquina de café no me encontré a nadie conocido. Aunque si percibí como algunas miradas me seguían a medida que caminaba por los pasillos. Supongo que mi paso como pretendienta no estaba dejando indiferente a nadie. Hoy oficialmente volvía a ser pretendienta de Axel y entrando fuerte, participando en uno de los desfiles del programa y con el vestido que había preparado mi estilista, estaba garantizado que iba a ganar.
Cuando ya me había hecho la idea que de buena mañana no tendría que saludar a nadie, al entrar en la sala, me encontré a Leo. De hecho, solamente estaba él. Cosa que hizo
más incómodo el momento de cuando entré, ambos nos miramos y ninguno de los dos dijo nada. Él estaba comiendo una de las últimas magdalenas y yo con la mirada fija en la máquina, comencé a introducir el dinero que me pedían para un café.
Cuando prácticamente mi café ya estaba listo, noté como alguien caminó por detrás de mi espalda. Me volteé y efectivamente mi deducción de que Leo se había marchado habían sido correctas. Suspiré con alivio y cogí el azúcar para tomarme de una vez mi café y marcharme a la sala de caracterización y vestirme para el desfile. Justo cuando iba por la mitad de mi café, una chica de pelo castaño y ojos color avellana, entró apurada en la cafetería.
-Carolina, ¡menos mal que te encuentro! ¿Puedes ayudarme?
-Eh...- Ante la demanda de ayuda tan directa que me hizo esa chica que no tenía ni idea de quién era, me quedé sin respuesta durante unos segundos. Hasta que reaccioné.- ¿Quién eres?
-Soy Sarah, una pretendienta de Jordan.
-Oh, claro. Perdona.
-¿Puedes ayudarme? He tenido un problema con mi maquillaje y tengo entendido que tú eres maquilladora.
-Bueno, sé algo sobre el maquillaje.
-Genial. Sígueme.- La chica me cogió del brazo justo después de que me diera tiempo para dejar el café en una de las mesas y cogiera mi bolso con mi ropa para el desfile.
Tiró de mí con fuerza y caminamos con mucha urgencia por los pasillos de la cadena televisiva. Miré mi reloj y me percaté que solo quedaban cinco minutos para que empezasen las grabaciones. El tiempo honestamente no me preocupaba por qué
mientras mis compañeras desfilaban yo podía arreglarme tranquilamente, pero lo que no me hacía mucha gracia era esa situación.
-¿A dónde vamos? La sala de caracterización está justo por el otro lado.
-Lo sé, pero el maquillaje especial que tengo que llevar está en otra sala.
La respuesta me sonó tan estúpida como el tono de voz que utilizaba esta chica. ¿En serio Jordan estaba dejando que esta chica le conquistase? ¡Qué paciencia para aguantar esta voz tan irritante! Me percaté que nos encontrábamos en un pasillo donde habían salas pequeñas, de alquiler, que había utilizado alguna vez el programa para mantener a sus visitas sorpresa en espera en una sala aparte.